Rusia se gastará 4.460 millones en su Mundial

Un Mundial espectacular. Eso ha prometido Rusia a la FIFA para convencerla de que es la mejor opción como sede en 2018. Pero para que ese sueño sea realidad el país deberá hacer una inversión tremenda que de momento esta cifrada en 4.460 millones de dólares, según el informe evaluador hecho público hace unos días por la FIFA. De entre todas las candidatas con las que competía es, sin duda, la que mayor esfuerzo económico tendrá que realizar. Incluso doblará el que hubiera afrontado la Candidatura Ibérica en caso de haber salido elegida en la sesión de ayer.

La mayor parte del gasto provendrá de los estadios, en total 3.820 millones. De los 16 que ha propuesto en primera instancia, 13 serán construcciones completamente nuevas. Se trata de los campos de Kaliningrado, Samara, Krasnodar, San Petersburgo, Saransk, Rostov, Kazán, Volvogrado, Sochi, Niznhny, Yaroslavl, región Moscú y el nuevo del Spartak, también en la capital. Aún no se sabe si todos ellos albergarían encuentros. La FIFA exige un mínimo de 12, por lo que Rusia podría ahorrarse la construcción de hasta cuatro si se ciñe a esa cifra. En todo caso, la ultramodernidad con la que se dotará a estos estadios será tan cara como vanguardista para un país en claro auge económico y social. El hecho de no haber acogido ningún gran torneo futbolístico últimamente también le ha favorecido.

Otro de los grandes puntos en los que sobresaldrán las chequeras será el de la creación de hoteles. Los rusos han prometido 100.000 plazas hoteleras, aunque la inmensa mayoría son proyectos y también habría que crearlas de la nada. Se calcula que 641 millones se destinarían a este tipo de gastos de organización.

Distancias.

En este mismo sentido, a día de hoy las infraestructuras son muy pobres, como también lo son los transportes y las larguísimas vías de comunicación entre unas ciudades y otras. Dos grandes urbes como Moscú y San Petersburgo -que se conectarán constantemente entre sí- están separadas por 714 kilómetros; Kaliningrado, situado en un exclave entre Polonia y Lituania, queda a 1.260 de la capital y fuera de las fronteras del resto del territorio ruso; y Ekaterinburgo se ubica cerca de los Urales, a más de cuatro horas en avión del eje neurálgico del país. Son sólo ejemplos de las incomodidades que supondrá desplazarse allí.

Por todo esto, queda mucho trabajo por delante para una nación que se volcará completamente con el fútbol para tratar de ser el centro del mundo durante el tiempo que duré el torneo. Rusia tendrá por fin su Mundial. El primero de su historia. El más deseado y esperado. Pero para ello deberá rascarse sus ahora llenos bolsillos. El dinero no es un inconveniente, había anunciado. Y la FIFA le ha ha creído para desgracia de la Candidatura Ibérica.