Regreso al escenario de la Séptima doce años después

El Amsterdam Arena siempre será un santuario sagrado para el madridismo. Allí, el 20 de mayo de 1998, se conquistó la Séptima Copa de Europa 32 años después de la Sexta. Fue el inicio de otra época dorada del madridismo que se coronaría con la Octava y la Novena. Allí, Mijatovic metió el gol que devolvió al Madrid a lo más alto de Europa (minuto 66). De aquel partido, hoy en Ámsterdam repetirán visita Chendo, que todavía estaba en la plantilla y ahora es el delegado, y Zidane, que estaba en la Juve. Esa noche fue él el perdedor. Hoy se sentará en el palco como consejero del presidente para el primer equipo (Florentino estuvo como aficionado).

El Madrid llegó a aquella final eliminando en cuartos al Bayer Leverkusen y al Borussia Dortmund en semifinales. La Juventus era favorita, pero los madridistas dieron la campanada. Dos días antes de la final, concentrados en Zeist (a 70 kilómetros de Ámsterdam), durante el entrenamiento, Mijatovic notó un crujido en el gemelo de la pierna derecha. Fue el fisioterapeuta Pedro Chueca (hoy también estará allí) quien le recuperó en tiempo récord. El día antes de la final se entrenó con una media subida hasta la rodilla para que nadie se diera cuenta. Ni Heynckes supo de su dolencia. Sólo la conocían Hierro y Suker. El Madrid ganó y la Juventus le regaló el champagne que ellos tenían enfriando en su vestuario. Fue una noche histórica...