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Amistoso | Portugal - España

Juntos por un Mundial, peleados por un partido

Portugal quiere revancha en la fiesta final de la Candidatura Ibérica

Luis Nieto
<b>NO HAY RENCOR HACIA LLORENTE.</b> Fernando Llorente fue una pesadilla para Portugal en el pasado Mundial. En el partido de octavos, salió a falta de media hora y cambió el rumbo de los acontecimientos. No le guardan rencor en Lisboa, pese a todo. Firmó autógrafos y posó para sus fans.

Esperamos que un Mundial (el que ganamos en Sudáfrica) llame a otro (el que pretendemos organizar en 2018). Y para eso jugamos hoy en Portugal un partido multiusos: servirá para promocionar la Candidatura Ibérica y ver si hacemos buena pareja a ojos de la FIFA, para sacar brillo al Centenario de la República Portuguesa, para estrenar escarapela y camiseta y también para comprobar si nuestro músculo de campeón sigue firme ante un adversario de gran tamaño y con ganas de pelea. Es lo que tienen los títulos: aparecen más enemigos que alérgicos al polen.

Al menos nos pilla avisados. "No podemos recrearnos en el pasado ni dejar que nos confunda", advierte Del Bosque, en un mensaje de consumo interno. Y lo aplica, porque pinta que sacará un once muy parecido al que jugó la final del Mundial, con el cambio obligado de Pedro, abatido por una gastroenteritis, por Silva, Cazorla o Llorente. Así empezaremos, aunque después el técnico refrescará mucho el equipo. Seguro que Xavi no juega todo el partido, seguro que Cesc tiene minutos, seguro que Del Bosque es sensible a la cercanía del Clásico.

España, pues, cambia poco, cargada de razón: no se toca lo que funciona. Portugal, en cambio, se ha dado la vuelta a sí misma después de que la Selección la despidiera de Sudáfrica en octavos, depresión que se alargó peligrosamente. Sumó un punto en los dos primeros partidos de clasificación para la próxima Eurocopa ante Chipre y Noruega y destituyeron a Carlos Queiroz, al que la Federación había puesto previamente a la sombra por impedir un control antidopaje antes de viajar a Sudáfrica.

Paulo Bento. Madaíl intentó un rescate exprés con Mourinho, para preparar el terreno a Paulo Bento, y como lo paró Florentino, el ex jugador del Oviedo se vio obligado a trabajar sin red. Pero ganó a Dinamarca e Islandia desde la revolución: ocho jugadores de su lista (cuatro posibles titulares) no estuvieron en el Mundial.

También cambió el sistema (4-3-3) y el rol de Pepe, de nuevo central, junto a Carvalho, muralla pintada de blanco. Y Cristiano estará más arropado que entonces por Nani, su delfín y ausente en aquella cita por una lesión de última hora. Total, que la hermandad durará lo que el crack portugués y Casillas tarden en leer el manifiesto pro candidatura. Un suspiro. Luego Portugal, que nos ha ganado sólo cinco veces en 89 años, peleará por una reputación puesta en duda. "Tenemos que ser muy agresivos en el buen sentido", explicó Paulo Bento. Seguro que Cristiano, que suma 112 internacionalidades (sumando categorías inferiores y selección absoluta), lo cogió a la primera. Costará pararle, aunque de blaugrana o de rojo ya lo lograron Piqué, Ramos y Capdevila.

Conviene, a efectos FIFA, que el partido quede competido, limpio y bonito. Será viento de cola para los informes técnicos de los aspirantes al Mundial, que se conocen hoy, y porque está próxima la resolución del Comité de Ética de la FIFA sobre el presunto intercambio de votos entre nuestra candidatura y la de Qatar, aunque ese partido lo vamos ganando holgadamente. Una península futbolera, organizada, con buen clima y mejor humor merece el Mundial. Y ayudará el decorado. Se jugará en el Estadio da Luz, escenario cinco estrellas, y ante 65.000 personas. Ahí demostraremos que lo ibérico le cae tan bien al Mundial como al jamón.