Sebas alegra a Pellegrini

La Copa nos brindó, tal noche como ayer, un maravilloso partido de fútbol. El Málaga sentenció en el último minuto gracias a un formidable gol de Sebas Fernández, quien cabeceó a lo Van Basten un excelso centro de Jesús Gámez. Demasiado castigo para un buen Hércules, que había sido capaz de remontar, a base de valor, un 2-0 adverso. Y debut soñado para Pellegrini cuyas dos últimas actuaciones en el torneo del KO fueron un caos; el famoso 5-0 del Poli a su Villarreal y el celebérrimo Alcorconazo de todos conocido. Se quitó un peso.

El comienzo del partido fue impresionante. Tras un disparo de Portillo que se marchó desviado, el Málaga abrió la lata alicantina. Corría el minuto once. Quincy metió un maravilloso balón interior en busca de la carrera del supersónico Eliseu quien, con celeridad, ganó la espalda de Juanra y batió con suma facilidad al portero holandés Velthuizen. A las primeras de cambio la alegría poblaba las ayer desérticas gradas de La Rosaleda, a cuyos abonados no les hizo demasiada gracia pagar 10 y 20 euros por ver un partido en horario tan tardío.

El Hércules no se acobardó. Este equipo nunca lo hace. Sólo había pasado un minuto cuando un mal despeje de puños propinado por Francesc Arnau desembocó en Cristian quien, sin pensárselo dos veces, soltó un zurriagazo que hubiera muerto en pleno 1-1 de no ser porque el ayer excelente Weligton, en su papel de Mariscal del área, sacó el balón desde debajo de los palos.

Y del hipotético 1-1, se pasó al 2-0 apenas dos minutos después. Y con Juanra, excelente lateral derecho pero ayer desafortunado a rabiar, como protagonista. Se encontró dentro del área pequeña sin saber qué hacer con el balón debido a la buenísima presión que sobre él ejercía Eliseu. Ante eso optó por ceder el balón a su portero sin percatarse de la presencia de Edinho, que cazó ese mirlo blanco. El público enloquecía y Esteban se subía por las paredes.

En realidad, al Hércules le crecían los enanos. A los 21 minutos, tras un buen remate de Fernando, se lesionó Velthuizen, quien ayer se estrenaba como titular, siendo sustituido por el antequerano y ex malaguista Calatayud, quien fue recibido con una cariñosa ovación.

Valiente Hércules

. El partido seguía con ritmo tropical. Un nuevo fallo de Juanra (una mala noche la tiene cualquiera) que perdió un balón se resolvió con un tirazo de Quincy que se marcho fuera por poco. Olía a 3-0, pero el Hércules no estaba vencido. Ni mucho menos. Así se demostró.

Y la cosa se apretó. Minuto 31. El potente francés Thomert se marchó por su banda y su centro fue rematado por el excelente goleador de Aranjuez, Portillo, quien de solvente zurda, incrustó el balón lejos del alcance de Arnau. El hecho de que el balón entrase por el centro indica que el portero catalán pudo y debió hacer algo más. Eliseu, tres minutos después, tuvo en sus botas agrandar las distancias, pero su soberbio izquierdazo se estrelló en la madera.

La segunda parte comenzó con ritmo copero; el Málaga observó un ligero bajón físico del que se aprovechó su ilustre visitante para poner el 2-2 y su ventaja en la eliminatoria. Gran jugada entre Rufete y Cristian, este último mete un balón de oro a Abel Aguilar y el colombiano (Antonio Fernández lo trajo cuando era director deportivo del Xerez) fusila el 2-2. Alegría herculana y jarro de agua fría para el descorazonado público local.

A los 67 minutos, el Hércules se quedó con 10 jugadores, Abel Aguilar recibe la segunda tarjeta amarilla por obstrucción sobre Eliseu. Se abría un nuevo frente. El Boquerón Esteban sienta a Rufete (que fue despedido con una bonita ovación de quienes fueron sus aficionados) y a Cristian, saliendo Pamarot y el ex madridista Drenthe quien, de esta forma se reencontraba con Pellegrini, con quien el año pasado coincidió en el Real Madrid.

El final fue copero. Dulce y merecido para el Málaga; duro e inmerecido para el Hércules.