Liga BBVA | Sporting 1 - Villarreal 1
Iglesias desquició a los dos equipos
Diego Castro adelantó al Sporting de penalti. Expulsó a Gonzalo en el 76'. Rossi igualó con uno menos y también de penalti. Partido vibrante
El gallego Iglesias Villanueva deslució un buen partido, disputado con una gran intensidad, entre un Villarreal técnico y ambicioso, frente a un Sporting inteligente y correoso. Los rojiblancos no se resistieron a verse superados por un rival que cuando le dio por tener el control del balón dio sensación de peligro. Sólo le falló su delantera, ante una defensa contundente. El partido empezó bajo un fuerte aguacero. El Sporting se adaptó mejor en el inicio y tuvo su primera ocasión de gol, pero Diego López contrarrestó el disparo de Sangoy. El control gijonés duró diez minutos, porque luego el Villarreal empezó a equilibrar a base de mucho toque, bien guiado por Borja Valero. Desde los primeros compases se apreció que Iglesias Villanueva dejaba jugar en exceso, pero sin un criterio definido.
El partido tenía alternativas en ambas porterías. Sangoy era el rojiblanco más activo para Diego López, mientras que Nilmar y Rossi no acertaban a culminar las acciones ofensivas del Submarino. Cuando el Villarreal asumía el mando del balón, el Sporting se replegaba bien, a la espera de algún contraataque, que ponía en evidencia las dudas de la zaga castellonense. El final del primer tiempo ganó en intensidad. De las Cuevas tuvo la mejor ocasión, desviada por un defensa. Luego intervino Nilmar, quien cayó tras una patada de Eguren. Tuvo aspecto de penalti. Luego llegó un gol anulado a Sangoy, por un dudoso fuera de juego, y una gran parada de Juan Pablo en una media vuelta de Nilmar, quien no tenía su noche ante la puerta rival. El brasileño intentaba ganar la espalda a la defensa asturiana, pero no encontraba la fórmula para coger la ventaja suficiente para encarar con claridad a Juan Pablo.
Tras el descanso, el Villarreal salió más decidido a tener el balón. Borja Valero se imponía en el centro del campo, bien secundado por Cazorla, con mucha movilidad y cambios frecuentes de posición. El control castellonense creaba algunos brotes de nerviosismo en los de Preciado, que se fiaban del contraataque. Era la única forma de crear complicaciones a la zaga visitante. En este aspecto, Diego Castro hacía algunos estragos por la banda de Ángel, lo que arrastraba a Gonzalo y descompensaba la zaga del Submarino, sin que los rojiblancos pudieran aprovechar los metros finales. El desgaste físico era extraordinario y eso se notaba a la hora de la finalización de las jugadas.
Preciado hizo un primer cambio, con la entrada de Novo, quien se situó en la banda, con lo que se trasladó a De las Cuevas al enganche. La variante fue providencial, porque el gallego, después de habilitar a Sangoy para un remate, repitió jugada, pero esta vez el centro del argentino fue desviado por el brazo de Gonzalo. El penalti lo transformó Diego Castro.
Garrido retiró a Cani para meter a Altidore y situar a Cazorla más en el centro. El balón era para el Villarreal, pero los contraataques, para los gijoneses. Entró Barral y en una de sus primeras correrías se encontró con Gonzalo, pasado de frenada. Segunda tarjeta para el defensa visitante, lo que obligó a Garrido a dar entrada a Musacchio y dejar descapitalizado el ataque sin Nilmar.
Fe amarilla.
El final fue intenso. El Villarreal arriesgó a tope, lo que provocó que tuviera huecos en su zaga. De las Cuevas lanzó a un poste y una buena contra de Novo no tuvo premio, por precipitación. El Sporting quería tener el balón lejos de su zona y para ello Preciado reforzó el centro del campo con Iván Hernández. Sin embargo, en el segundo minuto del tiempo añadido, con el Villarreal volcado, una falta lejana lanzada al punto de penalti, donde Marchena fue agarrado en el salto por el ex amarillo Eguren. Una pena máxima protestada por los locales pero que fue transformada por Rossi en su centenario con el Submarino. Así acabó un partido que, por el tono de juego exhibido, tuvo un marcador justo, aunque el desarrollo final marcó en exceso la labor de un árbitro inexperto y muy variable en sus apreciaciones.