Liga Adelante | Valladolid 1 - Salamanca 0
Guerra vuelve a marcar y el Valladolid se lleva el derbi
Kike López fue una pesadilla, pero no estuvo acertado.
Dice el refranero popular del fútbol que el que perdona lo acaba pagando. Esa es la frase que se le debe haber pasado toda la noche a Kike López por la cabeza. Acabó el partido más contrariado que nadie en su equipo. Se formó en la cantera del Valladolid y llegaba con la intención de reivindicarse, de demostrar que los blanquivioletas se equivocaron al dejarle salir, al no recuperarle cuando pudieron al final de la temporada pasada. De esta manera le hizo un lío tras otro por la banda derecha al brasileño Guilherme que se las vio y se las deseó para pararle. Entró el salmantino una y otra vez sin encontrar rematador a sus centros y apoyándose en su compañero Perico, de los mejores. Después fue él quien tuvo las ocasiones. La más clara en un mano a mano con Jacobo en el que estuvo muy lento y facilitó el despeje de Jordi. También reclamó un penalti dudoso, que hasta él en zona mixta no tenía claro. Nada. Se fue a Salamanca con un cabreo de los históricos.
Así que como el Salamanca parecía que no quería ganar el partido, al Valladolid le bastó con agarrarse a la intensidad de Sisi, siempre incisivo, y a la calidad de Guerra para llevarse el partido. Keita, que ingresó en el campo en la segunda parte, ganó la línea de fondo y le puso un balón a Guerra en el primer palo, su especialidad. El remate acabó en gol y sentenció el partido.
Inferiores. Y es que el Salamanca dominó la primera parte, tuvo el balón y las intenciones. El Valladolid, dormido, como si el partido no fuera con él, sólo contaba con la banda derecha. Pedro López, partidazo, y Sisi llevaban peligro al área contraria, pero sus llegadas no encontraban buen puerto. Los charros pudieron adelantarse en una falta lateral en la que ni Moratón, ni Zamora, ni Juanjo acertaron. Tampoco el último a pase de Kike, ni el propio canterano pucelano.
Gómez despertó a sus jugadores en el descanso y el Valladolid fue dueño de la segunda parte. Salió con intensidad, enrabietado, como si se hubiese dado cuenta, por fin, de que el partido lo tenían que ganar ellos y empezaron a acosar la portería de Ribas, aunque las contras de la Unión llevaban peligro, ya que el Valladolid se partió, pero la bolita, en la ruleta, cayó en blanquivioleta gracias a Javi Guerra.