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Liga Adelante | Salamanca - Betis

Veinticinco segundos con el corazón parado

Miguel García sufrió un desfallecimiento en el Salamanca-Betis. El doctor bético Tomás Calero le salvó la vida con un desfibrilador

Alberto Pérez
Cayó fulminado. Era el minuto 59 de partido y el Betis iba a hacer un cambio. Miguel García caminaba por el centro del campo y, de pronto, se desmayó quedando inmóvil.

Fueron sólo cuatro minutos, pero se hicieron eternos. Desde que Miguel García cayó fulminado al césped hasta que se lo llevaron al hospital muchos se temieron lo peor. El Betis iba a realizar el cambio de Isidoro por Miguel López en el minuto 59 y el centrocampista de 31 años del Salamanca se desplomó. Durante casi medio minuto (25 segundos) se quedó sin respiración y sufrió un paro cardiaco.

El doctor verdiblanco Tomás Calero fue el primero en llegar y el que tomó la decisión de utilizar un desfibrilador para reanimar al jugador. Antes fue necesario abrir una vía respiratoria con el tubo de Guedel y aplicarle un masaje cardiaco, pero no conseguían que reaccionara. Mientras, el pánico se apoderó del resto de futbolistas y un silencio estremecedor helaba la sangre del público en el Helmántico. Entre lágrimas, sus compañeros del Salamanca esperaban acontecimientos. Marcos Márquez, amigo suyo y con el que jugó en Las Palmas, era uno de los más afectados. Fue un momento de gran tensión que relataba así el doctor del Salamanca José Ignacio Garrido: "No me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. El jugador estuvo sin respiración y la rápida intervención de todos impidió una desgracia". Finalmente, el desfibrilador hizo latir de nuevo el corazón de Miguel.

De inmediato, entre fuertes aplausos de la grada, fue trasladado al Hospital Clínico de Salamanca donde entró consciente, reconoció a sus familiares y fue ingresado en la UCI en estado estable. Las pruebas desvelaron que sufrió una arritmia y aconsejaron su reposo para seguir examinándole y descartar alguna anomalía congénita.