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Liga BBVA | Sevilla 4 - Athletic 3

Celestial Luis Fabiano

El brasileño se libera con un doblete y un partidazo. Espectaculares Romaric y Kanouté. Polémico Clos: dos penaltis discutibles. Indignación rojiblanca

<b>ABRIÓ LA LATA. </b>Renato, Capel y Konko celebran con Kanouté el primer tanto del partido.
ABRIÓ LA LATA. Renato, Capel y Konko celebran con Kanouté el primer tanto del partido.

Bilbao puede pensar legítimamente que Clos Gómez le limpió al menos un punto en la caldera de Nervión, pero sería una pena dedicar una crónica íntegra a la impericia de un colegiado y un asistente (Gallego Galindo) que señalaron dos penaltis que fueron más no que sí. Volveremos sobre Clos Gómez pero, por encima de él, en el Sánchez Pizjuán después de la batalla quedó el aroma de un partido grande, con dos delanteros de talla mundial, Luis Fabiano y Llorente. Con un viejo rockero que no se quiere ir, Kanouté, y un futbolista con un talento descomunal, Romaric, al que su desorden de vida ha estado a punto de arruinar su carrera. Y ganó el Sevilla, 4-3, en un partido que no dominó rotundamente pero en el que impuso el gol para lamento de Caparrós, que vio a su Athletic mejorar respecto a otras visitas exigentes (Valencia) pero que estuvo inocente cuando se estaba jugando de verdad un partido en el que, por encima de todos, se levantó Luis Fabiano.

Es de imaginar que, por recitales como el de ayer, a Luis Fabiano le bautizaron como el Fabuloso. El tercer gol del Sevilla fue para acompañar con música de violines. Un balón precioso de Romaric pinchado y una vaselina sutil sobre Iraizoz. Todo con la pierna derecha. Todo con un talento natural exagerado para jugar al fútbol. Antes de ese gol, el 3-0 que pareció liquidar el partido, Luis Fabiano ya había acumulado méritos suficientes para salir a hombros. Cuando más cerca parecía el gol del Athletic, valiente y con un planteamiento atrevido (Susaeta-Toquero-Llorente-Muniain), Fabuloso barrió un balón en el área y disparó seco, buen pistolero, con la pierna izquierda. 1-0. Caparrós no se lo podía creer. El Athletic, equipo que ha dejado atrás el aire de vulgaridad que le acompañó durante años y que apunta a grandes cosas, se volvió loco y Ustaritz se cruzó en medio del camino de Luis Fabiano en un contragolpe velocísimo del Sevilla, que recuperó al Capel (necesita continuidad) de las grandes tardes y que ha encontrado en el recurso de Konko con el disfraz de Navas una buena manera de darle equilibrio al equipo. Clos Gómez, en su primera decisión trascendente, barrió para casa. Kanouté marcó el 2-0 y el asunto pareció liquidado. Mucho más después del tercero de Luis Fabiano.

Manzano preparó una despedida con honores para el brasileño. Su partido, después de semanas bajo sospecha, de declaraciones de descontento y de bajísimo nivel deportivo, la merecía. Pero Luis Fabiano salió del campo justo cuando Llorente marcó el 3-1. Para entonces el Sevilla ya estaba con uno menos por una expulsión innecesaria de Fernando Navarro. El Athletic, orgullo centenario, se tiró a por el partido admirablemente y Konko cometió penalti por unas manos de libro. Llorente, después de que Palop le adivinase la intención, marcó el 3-2. Le caen hasta los rebotes.

Manzano se frotaba los ojos. Se había puesto 3-0 sin esperarlo pero veía peligrar el partido en dos jugadas aisladas. Con diez, con la moral y el fútbol del Athletic, la remontada pareció posible. Entonces volvió al partido Ndri Romaric, que anoche justificó que si Monchi pagó ocho, nueve o los millones que fueran por él, es que detectó algo. El costamarfileño inventó otro pase espectacular para Negredo que peleó con Iraizoz, algo inseguro anoche. El balón salió rechazado y Koikili estiró el brazo de manera involuntaria. Luego se levantó, salvó el gol ante Negredo y, cuando se dio la vuelta, vio al asistente indicar penalti a Clos Gómez. A Kanouté no le impresionó la reacción de los leones. Fusiló el 4-2 y cerró, al fin, el libro.

Al Athletic le pareció un castigo excesivo y al Sevilla una buena manera de acercarse a las posiciones nobles de la tabla y de recuperar cierta grandeza. Empieza a haber huellas en el Sevilla del equipo que impresionó al fútbol español. Todavía tiene lagunas, pero también rachas en las que arrasa. El sevillista pensará que fue la noche en que recuperó a Luis Fabiano y el león, que le robaron una buena oportunidad de sumar en Sevilla. Y así se realimenta el fútbol. En su salsa.

Llorente, el mejor nacional

Llorente es el máximo goleador nacional. Después de sus dos dianas de ayer, el león encabeza la lista de artilleros nacionales (seis tantos) y ya sólo tiene por delante a Cristiano Ronaldo. El internacional ya ha adelantado a cracks de la talla de Higuaín y Messi. Si a eso se le une sus goles con la Selección, la racha de Llorente asusta. Ayer no sirvió de nada.