Liga BBVA | Villarreal 2 - Atlético 0
Un Villarreal de museo y un árbitro nefasto provocan la tercera derrota del Atlético
Ramírez Domínguez se tragó tres claros penaltis favorables a los hombres de Quique. La primera mitad fue un homenaje al fútbol por parte de ambos equipos y en la segunda los locales marcaron el ritmo del partido. Cani adelantó a los suyos en el minuto nueve y Rossi cerró la cuenta tras el descanso.
El Atlético de Madrid sumó su tercera derrota liguera en el estadio El Madrigal ante el Villarreal. La primera mitad ofrecida por ambos conjuntos fue un homenaje al fútbol. Amarillos y rojiblancos ofrecieron cuarenta y cinco minutos de espectáculo basados en un fútbol eléctrico, lleno de ritmo y de ocasiones de gol. Cani logró adelantar a los suyos en el minuto nueve de partido tras una jugada de museo de Nilmar. Ya en la segunda mitad, Rossi, tras una buena acción individual, aumentó la ventaja del conjunto local con el segundo tanto. El colegiado Ramírez Domínguez firmó una actuación desastrosa para los intereses colchoneros y no señaló hasta tres claros penaltis favorables al conjunto madrileño. Los locales se colocan segundos en la clasificación empatados con el Barcelona y a un punto del líder, mientras que los visitantes abandonan los puestos europeos.
Villarreal y Atlético de Madrid, dos equipos llamados a estar en la zona alta de la clasificación, se vieron las caras en El Madrigal, un auténtico fortín para el equipo castellonense. Los de Garrido lo habían ganado todo en su feudo sin recibir ni un solo tanto. Los de Quique llegaron a la cita reforzados por la victoria ante el Getafe y por el regreso de Agüero. Las estadísticas jugaban claramente en contra del equipo madrileño, que sólo había logrado una victoria en sus nueve visitas al estadio valenciano. Los colchoneros contaban con aprovechar su rápido contragolpe para conseguir puntuar, prioridad absoluta para ellos. Marchena y Senna ocuparon las posiciones de los ausentes Musacchio y Borja Valero. Domínguez y Valera también se perdieron la cita, mientras que Forlán comenzó como suplente.
Los primeros minutos de partido ofrecieron una imagen equivocada de lo que en realidad iba a ser el primer tiempo. El Atlético tomó el mando con dos jugadas que pudieron significar el primer tanto del choque. En la primera de ellas Simao fue derribado y Ramírez Domínguez declinó señalar penalti cuando pudo haberlo hecho sin problema alguno. Acto seguido, llegó el segundo acercamiento con peligro del equipo madrileño al área local con un fuera de juego milimétrico que dejó sin efecto el disparo de Agüero que besó las redes de Diego López. Los de Quique eran dueños del partido, pero fue entonces cuando apareció Nilmar para recoger el esférico en la medular del terreno y llevarlo pegado al pie hasta la frontal para dejar en bandeja el primer tanto de la noche a Cani, que resolvió con la puntera el pase en profundidad del brasileño.
A partir de entonces todo cambió, el claro dominio colchonero desapareció y se niveló la balanza. Los locales lograron desactivar el ímpetu inicial del Atlético a base de toque y velocidad en la circulación del balón. Aún así, el equipo colchonero no se arrugó y respondió de la misma forma a su rival. Ambos equipos convirtieron el envite en un partido eléctrico con un ritmo vertiginoso dando como fruto una primera mitad llena de buen fútbol, llegadas a ambas áreas y ocasiones de gol. Cada contendiente usaba sus armas y lo hacían de forma correcta. La ventaja mínima con la que el Villarreal se marchó al descanso se debió únicamente a la falta de puntería de cara al gol y a la falta de vista de Ramírez Domínguez en la última jugada del primer acto al no señalar un claro penalti de Gonzalo sobre Agüero y que acabó con Quique expulsado por protestar.
Tras el intermedio, Matilla entró en lugar de Senna y el Villarreal continuó haciendo lo mismo que en el tramo final de la primera parte, imponer diferentes marchas al ritmo del partido según sus intereses. Así, el Atlético comenzó el segundo tiempo mucho más espeso que en el primero. La mejor organización, colocación y la mayor precisión en el pase de los castellonenses tuvo como resultado el segundo gol del partido, logrado por Rossi tras una brillante jugada individual en la que el delantero hizo lo que quiso con la defensa rival. Tras el segundo puñetazo local, Ramírez Domínguez volvió a hacer gala de sus dioptrías y se comió el tercer penalti a favor del Atlético, esta vez de Capdevila sobre Agüero. Quique, desde la grada, retiró a Simao, Assunçao y Diego Costa para dar entrada a Fran Mérida, Tiago y Forlán.
El brasileño Nilmar tuvo la ocasión de matar el encuentro a media hora del final con un mano a mano que le ganó De Gea. Con dos tantos de ventaja en el marcador, los de Garrido lograron bajar las revoluciones del encuentro ante un rival que necesitaba acortar distancias cuanto antes y que jugaba en contra del marcador. Por aquel entonces el Villarreal se mostró seguro de lo que hacía y controló el tempo del partido hasta el pitido final manteniendo la posesión del esférico y logrando que las acometidas del Atlético fueran apagándose poco a poco. El Submarino Amarillo se coloca segundo en la clasificación a un punto del líder y empatado con el Barcelona. El Atlético, maltratado hasta decir basta por el árbitro del partido, sale de los puestos europeos y queda octavo a un punto de la Europa League y a tres de la Liga de Campeones.