El Villamarín 'debutará' en el partido de Copa

El último año del siglo XX empezó con nuevos aires para el Betis. En enero de ese año 2000 el estadio cambió de fisonomía (al menos en su mitad) y de nombre. El beticismo adoraba a Lopera y le quiso reconocer su labor bautizando al nuevo estadio con su nombre. Ahora, casi once años después, una pseudo encuesta propulsada por Luis Oliver ha determinado que el título que adorna la fachada que da a la avenida de La Palmera vuelva a rezar 'Benito Villamarín'.

Aspectos legales al margen (hasta que no lo determine el Consejo de Administración no habrá cambio de rótulos), la vuelta del fútbol de Primera a Heliópolis será el reestreno del coliseo bético con el nombre de su legendario presidente de los años 50 y 60. El Betis se medirá al Zaragoza el miércoles que viene, y en el cartel distribuido para tal cita ya luce el cambio de nombre. Vuelven aires de tiempos mejores para los béticos, al menos a modo simbólico.

Salamanca.

Al margen de la anécdota del cartel, la actualidad verdiblanca pasó ayer por dos focos. En lo deportivo, Mel sigue en sus treces de colocar a un tridente inédito en su visita a Salamanca: Emaná, Rubén Castro y Jorge Molina. No podrá volver Salva Sevilla, quien sigue con problemas en su mano derecha. En lo extradeportivo, los juzgados asistieron ayer a la declaración de los peritos de Hacienda que informaron en su día del perjuicio económico causado al club por la gestión de Ruiz de Lopera: casi 13 millones entre 1993 y 1998. Casi nada.