Liga BBVA | Levante
"Mi padre dijo que me iría bien... pero no tanto"
Sergio González pasa revista a la actualidad del Levante y a los más de 20 años que lleva pegándole patadas a un balón. Como él mismo reconoce cuando empezó no podría imaginar todo lo que ha conseguido.
Su sueño siempre fue convertirse en futbolista aunque, de no haberle pegado patadas al balón, habría sido fisioterapeuta o periodista. Cualidades tiene para ello. Habla como un relámpago, con verborrea vertiginosa y derramando muchas ideas en cada frase. ¿Cómo es tal futbolista?, se le pregunta de pasada. "Es un gran tipo, muy luchador y entregado aunque tiene el problema de que le pillan mucho la espalda", resuelve en tres segundos (en este caso, no se refería a nadie de su actual equipo). Pero Sergio González Soriano (Hospitales de Llobregat, 10 de noviembre de 1976) supo pronto lo que quería hacer en la vida. "Quería ser futbolista, me dejé los estudios de lado, algo que no se debe hacer. No pensaba ni que jugaría en Primera pero me decían que tenía madera y mi padre me comentaba que yo iba a ganar dinero con el fútbol... aunque no pensaba que tanto", recuerda. Con 14 años, llegó a jugar en el Cadete del Barça junto a Roger. Estuvo en el equipo de su ciudad natal, en Segunda B, luego al filial perico y, en la 97-98, debutó con el primer equipo blanquiazul. Tras ganar la Copa con los catalanes, final en la que marcaría un gol al Atlético, llegó su época dorada con el Depor, disputando Champions y de nuevo levantando el torneo del KO... madridista. Fue el Centenariazo. "A veces parece que la Copa es un torneo menor pero de aquella todo el mundo se acuerda, porque parecía que estaba hecha para el Real Madrid. Hicimos un partidazo y fuimos justos vencedores, me llevé una alegría inmensa, casi como ganar una final de la Champions, fue genial", comenta Sergio, que anotó el primer tanto, levantándose la elástica y enseñando una camiseta que decía: 'Papá, mamá, Eva, Alberto... cómo está el tema?!!!'.
El catalán se sienta en el inmejorable escenario de Brassa de Mar para hablar del Levante pero deja todavía un par de pinceladas. ¿Qué le ha marcado en el fútbol? "Lo primero que recuerdo es un codazo en la garganta que me dio Redondo. Luego me dijo: chaval, estás en Primera", rememora. "Tampoco olvidaré una ruleta que me hizo Rivaldo, en la que me dio vueltas como un hulla-hop". También habla con cariño de un entrenador. "Camacho me subió al primer equipo del Espanyol, se la jugó conmigo, y me hizo debutar con la Selección. Siempre le estaré agradecido", indica el centrocampista, que vibra con los partidos de España. "¿Quién nos iba a decir que íbamos a ser campeones del Mundo, nosotros que creíamos que sólo podía ganar Brasil o Italia... Es un equipo increíble y da gusto verle jugar".
Ya tocando el tema granota, destaca la reacción del equipo, en forma y tiempo. "Hemos hecho un bloque fuerte y tenemos claro lo que hacer, no caben despistes porque ante la Real casi lo pagamos caro. Por fin hemos demostrado que queremos estar en Primera", afirma Sergio, que habla sobre los objetivos marcados al inicio de campaña. "Hay 10 u 11 equipos muy igualados. La clave es ser mejor en los duelos directos, es en nuestra Liga donde debemos tener más concentración todavía porque nos jugamos nuestro pan. Es muy importante no lanzar las campanas al vuelo", recalca el catalán, que explica la mejoría del juego. "Hemos mejorado en compenetración y conocimiento de los compañeros. Esto no es tenis, es una maquinaria en la que debes conocer a la pieza que tienes al lado y eso tiene un proceso aunque creo que el precio que hemos pagado ha sido mínimo. Nos ha venido bien jugar ante rivales tan potentes para ensamblarnos más rápido", asegura. Tras pelear por ganar Champions y Ligas, Sergio se ha adaptado rápidamente a luchar por no descender. "Es cuestión de objetivos: en mis últimos años en el Depor, entrar en la UEFA era como llegar a la Champions y aquí salvarnos tiene que ser como llegar a la Europa League", resume Sergio.
El de Hospitalet se lo está pasando en grande en el Levante, donde una de las claves de su fortaleza, ya no es un secreto, es su vestuario. "El grupo es superior a lo que me habían comentado, hay que estar dentro para verlo. Es por sus miembros, que te animan a ser así de alegre. Hasta el más tímido se mete en faena, pero eso sí luego en el campo somos los más profesionales del mundo", asegura Sergio que reconoce que se quedó "un poco sorprendido" al llegar. "La gente bailaba en el autobús y cantaba antes de los partidos, golpeaban los cristales... Ahora soy yo el que le pego", explica sonriendo. "Yo destacaría a Xisco Nadal, es el alma máter y está bien acompañado por Juanlu, Xisco Muñoz, Juanfran... Parece que lleve una radio encima, no para de hablar y comentar y el resto de gente aporta chispazos muy buenos", revela el ex internacional, que demuestra su comodidad en la plantilla celebrando sus goles, agitando los brazos y corriendo como un loco. "Me encanta el gesto de celebrarlo todos juntos. Ante Osasuna no me lo esperaba y la verdad es que me vino la chiquillada. Cuando me vi por la tele, me sonrojé y todo", confiesa.
Otra de las claves es el buen hacer de su entrenador. "Tiene mucho criterio para llevar las situaciones, te sabe inculcar lo que quiere y lo que no quiere de ti y es muy accesible, se involucra mucho... Tiene muchos valores buenos y por eso tiene en cuenta a la persona en los fichajes. Tiene mucho potencial", afirma Sergio, uno de los veteranos que sonríe cuando comenta que "pensaba que me iba a tocar correr pero no tanto aunque, si quieres pelear por no bajar, es lo que te toca. Me quiero marchar de aquí con la cabeza bien alta". Otro secreto de los azulgrana es su hinchada. "La afición no la conocía pero es muy buena. Desde el principio nos espera fuera del estadio para recibir al autobús, tienen mucha ilusión por estar en Primera, casi más que nosotros mismos... Ante el Sevilla nos animaron hasta el final", rememora.
Sergio será protagonista en las próximas jornadas, en las que se medirá a dos de sus ex equipos: Espanyol y Deportivo. Pero primero tocan los pericos. "Quedan pocos de mis ex compañeros, sólo David García, pero hablar del Espanyol son palabras mayores. La afición me quiere un montón, me llegaron a aplaudir un gol con la camiseta del Depor. Es muy fuerte pero yo les tengo el mismo cariño", señala. "Es un muy buen equipo y si no se tuerce la cosa, peleará por estar de mitad de tabla para arriba y más en puestos de Europa League. Han ganado con su traslado a Cornellà", afirma.
Está en la recta final de su carrera, tras muchas experiencias vividas. "Es bonito, coincides con mucha gente conocida y eso quiere decir que has jugado mucho y te has mantenido tiempo en la élite", apunta el catalán. "El próximo verano me preguntaré si me queda gasolina, el día que no esté tranquilo con mi rendimiento me retiraré. Me dedicaré un año a viajar, que me lo merezco, y luego ya veremos qué hago en mi vida". Con el balón metido en vena y siendo un ganador, ya se sabe por dónde andarán los tiros.