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europa league | atlético 3 - rosenborg 0

El campeón entra de lleno en la pelea

El Atlético asegura tres puntos innegociables con goles de Godín, Agüero y Costa. El equipo de Quique empezó bien pero transmitió muy poco a partir del primer gol. El Rosenborg, muy limitado, sobrevivió más de una hora en el partido.

<strong>TRIUNFO DEL ATLÉTICO.</strong>
TRIUNFO DEL ATLÉTICO.

Fue un triunfo frío, gris, bañado en practicidad... pero innegociable y al final de marcador adornado. Dijo Luis Aragonés que las finales no se juegan, se ganan. Tal afirmación, convertida ya en frase recurrente en el mundo del fútbol, se puede aplicar al triunfo del Atlético ante el Rosenborg. En octubre, con media entrada en el Calderón y ante un rival menor que ha conocido tiempos mejores, tiempos de Champions. Pero una final porque el Atlético llegaba con un punto y no se podía permitir salir con uno o dos de la primera parte de la fase de grupos con visitas pendientes a Noruega y Alemania. Tenía que ganar y ganó un Atlético que acumula cuatro puntos y que ya está en la pelea tras dejarse jirones de prestigio ante Aris y Bayer. El camino está a la vista, ahora queda recorrerlo.

Por completar las buenas noticias, Joel debutó en Europa sin encajar goles. El Rosenborg casi no le probó y cuando lo hizo remató al poste (Moldskreld). Fue al borde del descanso y pudo castigar la abulia en la que cayó el Atlético después de adelantarse. Pero estábamos con lo bueno: a dos días del primer aniversario de Quique en el banquillo, el equipo demostró los conceptos (orden, equilibrio, trabajo colectivo, automatismos) que llegaron de su mano y que han valido, hasta ahora, tres finales y dos títulos. Más: Tiago se pareció por momentos al Tiago de la temporada pasada, Ujfalusi mostró actividad por la derecha y Kun Agüero demostró que está de vuelta. Descongeló al Calderón con su entrada en el campo, marcó al minuto de pisar el césped con una resolución ratonil en el área y participó en la jugada del tercero, bien embocada por un Diego Costa que sigue añadiendo goles a su trabajo y que se aúpa a esta lista de buenas noticias en la orilla del Manzanares.

Las malas, que las hubo, pasan por otro triunfo con más goles que juego, con más oficio que brillo. Pese al 3-0, el partido fue en muchas fases soporífero y el Atleti no mejoró las sensaciones ofrecidas ante el Getafe: triunfo justo, trabajado y poco agradecido para la vista. Forlán sigue sin ver puerta en la Europa League, Valera se lesionó y su recambio, Perea, tuvo una de esas noches en las que se convierte en un peligro para su propia portería. Lo agradeció el Rosenborg, que apenas tuvo más argumentos. No vimos sus bazas de pasado (Iversen), presente (Annan) ni futuro (Henriksen). Apenas sacamos conclusiones sobre Demidov, que tiene la maleta preparada para venirse a España. Y descubrimos que Prica no se trajo a Madrid su virtud (buen remate) pero sí su defecto (estilo tosco y casi siempre torpe). Con tan poco, no resulta saludable para el Atlético que el Rosenborg sobreviviera una hora en el partido y, con 1-0, rematara al poste y lanzara tres o cuatro córners sin ninguna gloria.

Cuando el partido se metió en el congelador el Atlético había firmado un buen inicio. Cuando Godín marcó el 1-0 con un buen remate de cabeza tras un buen centro de Reyes, ya llegaban los síntomas de artrosis, la amenaza del tedio. Al equipo de Quique le bastó salir con orden, intención e intensidad (lo que no hizo ante Aris y Bayer), circular el balón con sentido y rapidez, buscar las bandas, encontrar a Forlán y dar cuerda al cuentakilómetros de Tiago y Assunçao. Fue un puñado de minutos. Luego marcó Godín y llegó la siesta, algún pequeño susto y la entrada de Agüero para amenizar la recta final del partido.

Ganó el Atlético porque las finales (hasta las impostadas) se ganan y no se juegan, porque es tremendamente superior al Rosenborg (inercia, lo llaman) y porque el campeón no podía firmar su propia sentencia en su estadio, en un día cualquiera y ante un rival de tan poca entidad. Así que ganó, hasta goleó con muy poco, y se metió de lleno en la pelea del Grupo B. Queda viajar a Noruega y Alemania pero lo importante, insisto, está conseguido: ya se ve el camino. Queda recorrerlo.