INternacional | La intrahistoria
Lobos, un internacional en la Mina de San José
Franklin Lobos (1957, Copiapó) se crió en el desierto de Atacama dando patadas a una pelota frente a la mina. Alcanzó notoriedad en la región como jugador de los Leones de Atacama, del Deportes Antofagasta y, sobre todo, del Cobresal, cuyo escudo es un balón con un casco minero. Era el terror de los porteros rivales por su efectividad en las faltas. Mortero Mágico, como le bautizaron, clavó tres faltas una tarde a Óscar Wirth, el portero de la selección de Chile. Lobos explicaba divertido su don: "Realmente sólo hay una diferencia entre mi forma de patear la pelota y la del resto. Yo marco".
Lobos convirtió al Cobresal en campeón de Segunda, con el consiguiente ascenso (temporada 1983-84), siendo convocado para los JJ OO de Los Angeles 1984. Durante los siguientes años escribió la época dorada de un Cobresal que en 1986 jugó la Copa Libertadores con Lobos en la medular y arriba un prometedor Iván Zamorano. Bam Bam destaca de Lobos que "con él, las faltas eran penaltis". Pese a que Cobresal tenía sólo 8.000 habitantes, el campo llenaba sus 16.000 localidades. En 1995 Lobos colgó las botas y comenzó a transportar a los mineros en un microbús comprado con sus ahorros. Lo hacía para poder costear los estudios de Carolina y Karina, sus hijas. No le importan las marcas ni los lujos, sólo le preocupa el bienestar de su familia. El 5 de agosto entró en la mina a ayudar a sus amigos mineros y 700.000 toneladas de roca bloquearon la salida. Cuando ayer Omar Reygadas desplegó al salir la bandera del Colo Colo (en la imagen), Lobos esperaba su turno con la misma sonrisa que lucía en sus años de mediocampista trotón, más de toque que despliegue, más de pausa que de velocidad. Como decía en el campo: "No tenemos prisa"...