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Clasificación Euro 2012 | Escocia 2 - España 3

Villa se alivia, Llorente decide

El asturiano igualó el récord de Raúl. El riojano sentenció nada más entrar al campo. España fue mejor, pero pudo pagar diez minutos de desmayo.

Luis Nieto
<b>IGUALÓ A RAÚL. </b>Esta es una de las tres ocasiones desaprovechadas por Villa  antes de marcar de penalti su gol 44 con la Selección, que iguala el récord de Raúl.
IGUALÓ A RAÚL. Esta es una de las tres ocasiones desaprovechadas por Villa antes de marcar de penalti su gol 44 con la Selección, que iguala el récord de Raúl.

Villa ya está en los cielos, pero a Escocia la despachó Fernando Llorente, de nuevo rey león en un encuentro disfrazado de gran película de acción. España siempre fue el bueno, pero rodó por los suelos, esquivó balazos y tuvo que empapar de sudor su traje de campeón para ganarse un final feliz. Fue un partido con mayúsculas, con idas y venidas, con una Escocia a la altura de su historia en entusiasmo, orgullo y fogosidad, y con un estadio, Hampden Park, definitivamente convertido en tierra sagrada del fútbol. Es un gustazo jugar allí.

España sólo tuvo una cara y fue espléndida, al margen de los diez minutos en que perdió el conocimiento. Escocia presentó dos y la segunda condujo a un marcador que hizo parecer lo que no fue: un partido igualado.

Del Bosque cambió a Llorente, perforadora en Salamanca, por Xabi Alonso, por mejorar el juego coral y porque el madridista está muy familiarizado con el fútbol británico. Otro enemigo, otro once. No fue una enmienda a la totalidad, sino duplicar la centralita para asegurar aún más la pelota y acelerar el desánimo rival. Escocia, que inauguró en el protofútbol el juego combinativo, hasta el punto de abrir la puerta del reglamento al pase adelantado, prohibido hasta entonces como en el rugby, evitó el campo abierto de salida. Su arranque de bravura duró dos minutos. Luego España le fue levantando la falda con ese ataque en formato reducido compuesto por Silva e Iniesta, que dominan varios géneros, jugando a banda cambiada; Cazorla, en el enganche, y Villa, en punta. La movilidad con la pelota, el tiqui-taca en lenguaje llano, agota al músculo sin ella, debió pensar Del Bosque acertadamente.

La posesión.

España tuvo el balón y supo qué hacer con él, incluso cuando el cobardón repliegue escocés trasladó el frente hasta el borde de su área. Tuvo la posesión y las ocasiones, porque mandar sin rematar es como bailar con tu hermana, que decía Maradona.

El auxilio de los laterales y el juego en largo de Xabi Alonso, con dos pases de museo, tuvieron efectos catastróficos para Escocia, que fue tragándose una oportunidad tras otra, por tierra, mar y aire. Tres tuvo Villa antes de cazar a Raúl de penalti. Se le ha hecho larga y angustiosa la espera. También estuvo cerca del gol Silva, otra vez estupendo en el desborde y no tanto en el remate. Tres le sacó McGregor. Ha vuelto para quedarse.

El 0-1 reactivó el partido y al rival, refugiado en un 4-1-4-1 más atrevido que el vergonzante 4-6-0 de Praga. Iniesta hizo el 0-2 y ahí se acabaron los cumplidos británicos. Escocia fue al intercambio de golpes y le salió. Optimizó el equipo la entrada de Adam y encadenó dos buenas acciones que le llevaron a un empate relámpago, premio a su arrojo y castigo a la transitoria verbena defensiva de España, antes de batirse de nuevo en retirada. Del Bosque le dio vueltas al equipo. Metió a Pablo Hernández, puso a Iniesta para enganchar y acabó por llamar a escena a Llorente, con Villa a la izquierda. El riojano, que huele a pólvora, cazó un centro de Capdevila, al que habían dejado mal los dos goles escoceses, cocinados en su banda, nos sacó del apuro y abrochó la fiesta nacional.