Xabi Alonso pondrá la paciencia en Glasgow

Estamos ante el mejor equipo al que nos hayamos enfrentado nunca", dice Levein, seleccionador escocés. "El equipo más grande de todos los tiempos", añade Fletcher, que por jugar en el Manchester United sabe de qué habla. Los escoceses nos dan jabón y nos lo hemos ganado, pero esa admiración no nos librará hoy de un partido áspero, bravío y quizás ingrato.

Escocia jugó el primer partido de selecciones de la historia. Fue ante Inglaterra, hace 138 años. Y también conquistó el primer torneo por naciones, el British Home Championship. Se siente, pues, orgullosa y pionera, aunque nunca pasó de la primera fase de una gran competición. Y desde 1998, ni siquiera se acerca a ellas. Eso sí, le ganó a la Inglaterra campeona en Wembley en 1967, triunfo que Escocia consideró siempre canjeable por un Mundial. Inglaterra, siempre Inglaterra. Una vecindad obsesiva.

Hoy es poca cosa. Está incluso por detrás de Lituania en el ránking FIFA y no aparece un Law, un Dalglish (30 goles por cabeza en el equipo nacional), un Jordan (aquel desdentado delantero de los 70 fiero como un oso) o un Cooper que la rescate. Que en Kaunas jugase Weir con más de 40 años habla de carestía de talentos y de una Liga poco competitiva. En seis años ha tenido ocho seleccionadores para nada.

Stein.

"Nuestra hinchada es la mejor del mundo, pero nunca he visto a un hincha marcar un gol", decía Stein, aquel seleccionador que murió de un infarto en el estadio de Cardiff tras dirigir un partido ante Gales, para explicar por qué la selección no estaba a la altura del entusiasmo del país. Esa hinchada llenará Hampden Park y apretará. Porque quien nos quite puntos se acercará a la segunda plaza. Esas cuentas hacen todos. También los escoceses, aunque su victoria se paga ocho a uno. "No se espera nada de nosotros y en esas circunstancias somos mejores", explicaba el central Caldwell.

El plan es resistir (la cosa está entre poner un delantero, Miller, o repetir el criticadísimo 4-6-0 de Praga) y apretar hasta donde llega el reglamento y más allá por si nos ablandamos (será difícil; ya hemos sobrevivido a la Holanda de De Jong).

Hará falta entereza y paciencia para perforar la roca y por eso Del Bosque recurrirá a Xabi Alonso, aun a costa de prescindir de Llorente (o Silva o Cazorla), bigoleador ante Lituania. Eso sí, repetirá Villa, quizá como punta, para atacar desde más cerca el récord del irreductible Raúl, al que los palos han mantenido en pie hasta ahora.