Un nuevo Tenerife deja su resurreción a medias

El momento en que fue Toché a los 11 metros para marcar el 0-1 coincidió con que se cumplían 400 minutos del Tenerife sin gol. Fue un momento crítico en la vida del equipo blanquiazul, sorprendente colista porque su plantilla es de aspirante y, su juego de ayer, también. Es difícil explicar que se llegara a este punto de pánico porque antes falló el cuadro anfitrión lo que no está en los escritos: un sinfín de ocasiones a cada cual más clara, en el mejor de sus partidos. Pero fue también aquel día en el que se asomó al abismo. Fue justo con el 0-1 cuando los del Heliodoro tocaron fondo y notaron de cerca el fuego de la hoguera. Ahí empezó la remontada. Salvado el peligro de otra derrota más, la sexta, se recuperó el ánimo y hasta la fe en ganar. No bastó.

El envite puso a prueba a un Tenerife transformado por Mandiá. Pareció otro el cuadro insular, fabricante de una auténtica catarata de oportunidades y, por si fuera poco, garante de una seguridad casi máxima en defensa. Las mejorías fueron ostensibles hasta el punto de que el primer gol pudo llegar incluso en el minuto uno, cuando Nino mandó una vaselina al palo. Su balón al travesaño fue el mejor presagio de unos minutos primorosos de los locales, espoleados por una afición de Primera (16.145 espectadores) en el camino a una victoria que no llegó. Absolutamente distintos a los que penaron en Jerez o antes contra el Celta, los blanquiazules hacían de la presión una virtud de oro. Aun así, no renunció el Cartagena a la opción de marcar y se enseñó como cuadro atrevido, aseado.

Cambia el partido el 0-1 pero también, casi expirado el primer acto, la expulsión de Mariano. En un partido accidentadísimo y con alta cuota de protagonismo arbitral -hubo tarjetas a diestro y siniestro- se quedó con uno menos el cuadro murciano y ello redibujó el partido. El Tenerife acaparó el balón, pero no supo amortizar su situación de privilegio. De hecho, empeoraron sus prestaciones y también el marcador. Cuando más acuciantes eran sus necesidades, apareció Nino una vez, pero pudo hacerlo miles. Otro balón a la madera, una acción neutralizada bajo palos, otra ocasión de Natalio y muchas más pudieron cambiar el marcador. No sucedió y el Cartagena se fue con un punto. Pero el Tenerife es otro con Mandiá y hasta sin él. En la fiesta de las cartulinas, se fue expulsado.

El nuevo entrenador blanquiazul tuvo un debut agridulce. En su primer partido con el Tenerife acabó siendo expulsado por salir del área técnica, según reconoció en el acta un meticuloso Ceballos Silva.