Liga BBVA | ZARAGOZA 2 - SPORTING 2
El Zaragoza y el Sporting empatan y no alivian su delicada situación
El Real Zaragoza y el Sporting de Gijón firmaron una igualada que no sirvió para aliviar la delicada situación de uno y otro en la clasificación, con los gijoneses que se vieron con los tres puntos en su poder y que vieron cómo el equipo local, con diez, le igualó en cuatro minutos.
El Real Zaragoza y el Sporting de Gijón firmaron una igualada que no sirvió para aliviar la delicada situación de uno y otro en la clasificación, con los gijoneses que se vieron con los tres puntos en su poder y que vieron cómo el equipo local, con diez, le igualó en cuatro minutos.
Sinama Pongolle vivió la contradicción de reencontrarse con el gol por partida doble, ya que a la afición zaragocista no le gustó que le reclamase más apoyo cuando anotó el primero. Pasó de "villano" a casi héroe en sólo cuatro minutos, ya que el resto de tiempo que estuvo sobre el terreno de juego no terminó de ganarse el apoyo incondicional de sus seguidores.
A los dos equipos les costó unos minutos asentarse sobre el terreno de juego con excesivo centrocampismo que no les servía ni a los zaragozanos ni a los gijoneses para acercarse con algo de peligro al área rival.
Poco a poco fueron los hombres de José Aurelio Gay los que se hicieron con el control del balón, pero les faltaba criterio para intentar inquietar a un Sporting que mantenía sus líneas muy juntas y sin dejar fisuras.
El mayor peligro del Zaragoza llegaba con alguna incursión por la banda derecha de Ángel Lafita, pero en ningún momento su equipo parecía capaz de descomponer la figura de los rojiblancos que mantenían la máxima de mantenerse unidos hasta que pudiesen aprovechar alguna acción rápida a contrapié de su adversario.
A pesar de la tensión acumulada en este comienzo por los zaragozanos por su condición de colistas sobre el terreno de juego mantenían el tipo y no daban opciones para que su rival pudiese sorprenderles, a la vez que buscaban como mejor opción los lanzamientos desde fuera del área.
Una de las mejores ocasiones para los jugadores locales llegó en una internada del serbio Ivan Obradovic por la banda izquierda y su balón en un lío dentro del área terminó en una cesión de rebote de los defensores gijoneses a su portero que el colegiado no interpretó como cesión.
El peligro de los zaragocistas llegaba en lanzamientos lejanos que se resolvían sin mayores sobresaltos para Juan Pablo, hasta que superada la media hora, en una falta en apariencia intrascendente que sacaron con rapidez los rojiblancos sobre el lateral, Lora profundizó y su centro lo desvió Obradovic que dejó a Toni Doblas impotente para poder impedir que el balón se colase en sus mallas. Era el primer balón que los gijoneses enviaban sobre los tres palos y se hacían con un inapreciable botín.
Había que hacer algo y Gay lo intentó dando entrada al delantero Braulio en sustitución de Obradovic para buscar con mayor intensidad la portería rival.
La realidad se tornó mucho más cruda con sólo minuto y medio transcurrido en un balón largo a David Barral que le ganó en carrera a un Jiri Jarosik, muy lento e impotente que vio cómo se le escapaba su rival y ya dentro del área derribó al delantero gijonés. El checo cogió el camino del vestuario y el penalti lo transformó en el segundo tanto Diego Castro.
Todavía pudo llegar un tercer tanto asturiano en una combinación entre Diego Castro y De las Cuevas que desvió como pudo Toni Doblas.
La desesperación llegó a la grada que empezó a dirigir sus gritos hacia el palco. Los hombres de Gay, con uno menos sobre el terreno de juego, sin embargo no bajaban los brazos y una combinación de Ánder Herrera con Sinama Pongolle les permitió acortar distancias con un potente remate que superó a Juan Pablo.
El gesto de la celebración del francés no gustó a la grada que empezó a pitarle cada vez que tocaba el balón, pero un rápido contragolpe de Gabi lo concluyó con un certero remate que servía a su equipo para restablecer la igualada en el marcador.
El partido se desbocó con un Zaragoza que empezaba a creer en sus opciones de ganar y un Sporting que no terminaba de asimilar que pudiese escurrírsele entre las manos una victoria que ya pensaba tenía en su poder.
La ocasión más clara de los gijoneses llegó a falta de diez minutos en un centro del incombustible Diego Castro que Bilic remató de cabeza a placer pero lo sacó como pudo de nuevo Toni Doblas sobre la línea de gol, en un final en el que los sportinguistas eran los que tenían las mejores ocasiones.
El partido se tornó bronco y con entradas por ambos bandos cada vez más al límite de lo legal ante un colegiado excesivamente contemplativo.
Con el tiempo prácticamente finalizado, los gijoneses intentaron aprovechar el excepcional desgaste físico de su rival y a la contra acariciaron el tercer tanto, pero Toni Doblas y la cruceta en un disparo de Diego Castro lo impidieron.