LIGA DE CAMPEONES | PANATHINAIKOS 0-COPENHAGUE 2
El Copenhague da un golpe de efecto en Atenas y se convierte en líder
El Copenhague logró un justo triunfo en casa del Panathinaikos (0-2) con una actuación convincente que le convierte en sorprendente líder con dos victorias.
El conjunto danés, que salvo los primeros minutos fue superior tácticamente al Panathinaikos, rompió a su rival al contraataque en un sobresaliente tramo final del primer tiempo en el que N''Doye, con pasado en el equipo griego, y Vingaard hicieron dos goles.
Una volea de Cissé desde 25 metros que Wiland sacó como pudo a córner al medio minuto parecía presagiar una salida en tromba del Panathinaikos, que aprovechaba los errores en el medio del campo de un Copenhague algo timorato para montar rápidos contraataques.
El conjunto griego sólo amenazaba de lejos, pero Ninis, Vyntra y Leto se encontraron siempre con el guardameta sueco.
Cuando el Copenhague empezó a asentarse sobre el campo, el partido se equilibró y al Panathinaikos se le empezaron a nublar las ideas; Leto, Luis García y Ninis no pudieron conectar entre líneas y el balonazo a Cissé se convirtió en el mejor recurso griego.
Una contra mal finalizada por el costarricense Bolaños, de los mejores en su equipo, había sido el único acercamiento del campeón danés, hasta que a Tzorvas se le ocurrió salir a destiempo fuera del área a un pase en largo a N''Doye, que definió con comodidad.
La movilidad de los atacantes del Copenhague empezaba a dejar en evidencia la lentitud de Silva y de Sarriegi: poco después Gronkjaer se quedó solo, pero entre él y N''Doye se perdieron un gol hecho.
En pleno desconcierto local, Vingaard fusiló a balón parado a un Tzorvas torpe para colocar la barrera y lento de reflejos; y al borde del descanso, otro contraataque bien conducido por Bolaños acabó con un pase al área que Claudemir no pudo finalizar bien.
Nioplias movió el banquillo al descanso para buscar la remontada, pero las esperanzas griegas se hundieron cuando en el minuto 49 Gilberto Silva, que ya tenía una amarilla, completó una noche gris con la segunda tarjeta al cortar con el brazo un autopase de N''Doye.
El Copenhague se supo ganador y se dedicó a dejar pasar los minutos, una actitud reforzada desde el banquillo con la entrada de Norregaard para blindar el centro del campo con un trivote.
Muy corto de ideas, el Panathinaikos -con bajas importantes como Gouvou y Seitaridis- ofreció un ejercicio de impotencia, incapaz de crear peligro pese a acumular a varios delanteros en ataque.
Entre un equipo sin fe, al que la grada no obstante siguió animando, y otro contento con un excelente resultado y que no se sentía amenazado, el partido se fue consumiendo entre el bostezo, que sólo alteraron acciones aisladas como un tiro de Norregaard al larguero y una internada hasta la línea de fondo de Kvist.
Fue Kvist quien a 13 minutos del final le quitó el gol a Cissé, y con esa jugada se consumió el último aliento de un Panathinaikos ya casi sin opciones a las dos primeras plazas, todo lo contrario que el Copenhague, que se ve con derecho a soñar con cualquier cosa.