La calma de la directiva podría tener un límite

La afición del Castellón está que trina con su equipo y, antes que la crispación salpique a los actuales regidores del club, están dispuestos a tomar cualquier tipo de decisión. El margen de maniobra de seis jornadas parece ser que ha sido más que suficiente para que el equipo hubiese ofrecido algo más de lo exhibido hasta la fecha. Dudas, inoperancia, falta de recursos y una plantilla de la que se presumía que iba a marcar diferencias en el grupo, ha resultado que la mayoría de los rivales le han sacado los colores en el terreno de juego. Por eso, la paciencia del club estaría a punto de quebrarse. Los máximos mandatarios (Antonio Blasco y José Laparra) piden una inmediata reacción para que no se escape el tren de las plazas de ascenso, mientras que el técnico Jordi Vinyals se sigue escudando en que el equipo es nuevo (16 fichajes), además de la mala suerte.

Tras el partido en Lleida, donde el Castellón fue humillado por un rival mermado con siete bajas, se pudo ver una mini-reunión entre el Vicepresidente primero y Consejero Delegado, Antonio Blasco; el presidente José Laparra; el director deportivo, Dani Barroso, y el técnico Jordi Vinyals. Por los gestos, hablar de ultimátum al técnico no se dedujo, más bien el preparador catalán dijo que hay que darle un pequeño margen al equipo. Blasco sólo comentó que "el equipo debe reaccionar ya porque la imagen fue lamentable".

Los albinegros, un coladero en defensa

Once goles en contra sitúan al Castellón en el segundo equipo más batido hasta la fecha del grupo III de Segunda División B. Casi una docena de goles en seis jornadas disputadas. La media se acerca a los dos encajados. Sólo es superado por el conjunto del Santboià, que acumula 14. La faceta anotadora de los castellonenses también deja mucho que desear en estas primeras jornadas del campeonato liguero con únicamente ocho goles a favor en seis partidos. Por segunda vez en lo que va de campaña, se quedaron sin anotar los futbolistas 'orelluts', mientras que en los seis compromisos ligueros encajaron mínimo un gol. El desastre sucedió este pasado domingo cuando el Lleida le endosó tres dianas a un Castellón que este verano presumía de tener la mejor defensa de la categoría.