Álvaro: "Estuve a punto de irme este verano"

Sus padres, tíos, amigos, su novia y -por supuesto- sus abuelas. Todos vivieron la primera gran tarde de Álvaro Vázquez, el domingo ante Osasuna, desde la grada de Cornellà-El Prat. Y en familia lo siguieron celebrando ayer, aprovechando el día de asueto del emergente héroe perico.

"En ellos, en la familia, es en quienes primero pensé cuando vi que iba a ser titular, en la charla que Pochettino nos dio por la mañana en el hotel", desmenuza el joven delantero, de 19 años. "Esas horas hasta las 17:00 se me hicieron eternas, y eso que con mi compañero de habitación, Jordi (Amat), las horas siempre pasan volando", añade.

Pero el encuentro al fin comenzó y Álvaro empezó a interiorizar las mil y una diferencias entre la Segunda B y la Primera División: "Lo noté en todo, la afición, el estadio, la intensidad, el ritmo de los rivales...". Nada que no pudiera superar, primero, propiciando la expulsión de Lolo. Y, acto seguido, marcando un golazo que además valió tres puntos. "Lo ocurrido en este partido es el resumen de todo lo que me ha ido pasando en estos años", sentencia.

Entre todos esos sucesos, destaca uno que pudo cambiar el rumbo de la historia. "Estuve a punto de irme este verano, pero el señor Morales (Antonio) me dio mucha confianza para seguir aquí". Y renovó, por tres años, a pesar de que el Barcelona le acechaba y la Damm pedía su cesión. "Con lo ocurrido últimamente, la llegada de tantos canteranos al primer equipo, se ve el gran trabajo del club en formación de jugadores", conviene.

Inevitable es que se le compare con Raúl Tamudo, por su juego y el modo en que ha eclosionado: con picaresca, descaro, lucha y velocidad. Pero él lo tiene claro: "Raúl ha sido lo más grande que ha tenido el Espanyol arriba. Es un referente para un canterano, llegó desde abajo y se mantuvo".

¿Y ahora, qué, Álvaro? "No me marco ningún objetivo a seguir, sé perfectamente que soy jugador del filial", responde.

Desde niño ha jugado en Sant Adrià, con el Trajana

La carrera de Álvaro Vázquez comenzó muy cerca de donde ahora se entrena con el primer equipo: en Sant Adrià. De niño jugó en el Trajana, a donde iba cada tarde desde su Badalona natal (donde aún reside orgullosamente); de hecho, su padre y alguno de sus tíos aún juegan en ese campo con los veteranos. Pero la Damm se fijó en él y se fue a Nou Barris, lo mismo que le sucedió con el Espanyol en 2005. No se lo pensó y fichó por los blanquiazules. No hubo tiempo para incógnitas y en su primera temporada, con el Cadete B, marcó 35 goles. Uno más que la siguiente, en el Cadete A de Ramon Guerrero, el técnico con el que más tiempo ha coincidido. Con el Juvenil B, anotó 23 goles y fue subcampeón del Mundo Sub-17 de clubes en Toledo (con cuatro goles). Hace dos temporadas, una lesión mermó sus estadísticas: siete dianas con el Juvenil A, aunque jugó tan poco que salió a gol cada 90 minutos. Y el año pasado, fue pichichi del Espanyol B y del Juvenil.