Liga BBVA | Hércules 2 - Sevilla 0
Puñetazo de Trezeguet
El doblete del francés fulmina a Antonio Álvarez
No fue un verano fácil ni para el Hércules ni para el Sevilla. Pero visto lo visto, mientras Esteban ha sabido revertir la energía negativa en positiva con maestría, Álvarez no ha sido capaz de superar la eliminación de la Champions. Del Nido salió del Rico Pérez con la idea de cambiar de entrenador. Y cerca de la medianoche hizo ofi cial que Antonio Álvarez dejaba de ser entrenador del Sevilla.
El Sevilla, sencillamente, fue una sombra de lo que ha sido en los últimos años. El Hércules, un recién ascendido que ya acuña el término de matagigantes, le pasó literalmente por encima. Dos goles de Trezeguet en la primera mitad sacaron a la luz las carencias de un equipo que sin Navas ni Kanouté no sabe por dónde empezar a hincar el diente al enemigo.
Hubo duelo hasta el primer gol del delantero francés. Acosta, sorpresivo sustituto de Negredo, incluso tuvo un mano a mano con Calatayud que hubiera cambiado el guión pero el de Antequera sigue a lo suyo y ya es uno de los porteros menos goleados de Primera. Sin embargo, en el momento en que Zokora arrolló a Tiago, el Sevilla se acabó. Y el Hércules creció y creció ante la nula capacidad de creación de Zokora y Romaric.
La teoría herculana estaba clara: dejar que jugaran los dos costamarfi leños en horizontal, sellar las bandas las escasas veces que el Sevilla lo intentaba por ahí y salir al contraataque como balas. Lo difícil era ejecutarlo. Sin embargo, ayer pareció fácil. El equipo de Esteban se movió acompasado en defensa sin dejar una grieta que pudiera aprovechar un Sevilla que se iba desangrando con el paso de los minutos.
Roto.
Y la estocada final llegó con el segundo a pesar de que aún quedaba más de una parte por delante. Drenthe, espectacular en el ataque, puso el turbo por la izquierda, centró para que Kiko rematase de primeras y Trezeguet, otra vez oportunista, metió el pie para remachar el 2-0.
Fue un golpe letal que derrumbó al Sevilla. Álvarez metió todo lo que tenía. Pero ni Negredo ni Perotti crearon nada potable para inquietar a Calatayud. Sólo Romaric, en una falta que dio en el palo, puso el susto en la grada alicantina.
El único recurso nervionense ante un recién ascendido fue el juego directo, un argumento que denota su estado de ánimo y su nivel de fútbol. Salvo milagro caído del cielo el partido estaba finiquitado. Y al Hércules incluso le dio tiempo para rendir homenaje a sus figuras emergentes. Primero fue Trezeguet quien puso el estadio en pie por sus dos goles. A continuación, Drenthe, villano en el Bernabéu y ya ídolo en el Rico Pérez. Y el colofón, Kiko, venerado por adolescentes y admirado por todos, reventó la grada blanquiazul.