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Liga BBVA | Levante 0 - Real Madrid 0

Buen Levante, pobre Madrid

Los locales sacaron el máximo partido a su esfuerzo. El equipo de Mourinho sólo creció con Pedro León. Reina, muy acertado. Cristiano sigue perdido

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<b>FALTA DE GOL. </b>Higuaín, como el resto de delanteros blancos, desaprovechó sus oportunidades. En la imagen, Reina le gana la partida en este mano a mano del minuto 93.
FALTA DE GOL. Higuaín, como el resto de delanteros blancos, desaprovechó sus oportunidades. En la imagen, Reina le gana la partida en este mano a mano del minuto 93.

El Real Madrid ha pasado de jugar poco, carencia comprensible a estas alturas, a parecer desquiciado, cosa más preocupante. Desde el banquillo se transmite una tensión que estimula muy poco a los jugadores propios y mucho a los ajenos. Ayer fue expulsado el doctor Hernández, para que se hagan una idea. Y sospecho que cuando Mourinho se encaró con Del Horno, al que acusó de fingir una agresión (y había patada verdadera de Cristiano), el levantinismo civil y militar convirtió el partido en un asunto personal y el estadio en un alcázar. Ya no se luchaba contra el Madrid como idea genérica, sino contra el Mourinho vociferante y, por extensión, frente al Cristiano exasperado.

No entro en el daño que causa a la imagen del club el uso de la antipatía como filosofía vital, sólo considero el efecto deportivo. Y no hallo ningún beneficio. No parecen los futbolistas más liberados por la permanente inmolación de su entrenador. Ni más ordenados, ni más felices. Al contrario. El Madrid de la primera mitad fue una mala versión del equipo de otros años: estático y quebrado por la mitad. Sólo se ha mejorado en defensa, aplicación que agradece particularmente Casillas, si bien no se localizaban allí los principales problemas de un equipo que la pasada temporada hizo 96 puntos en Liga. El problema esencial era, y sigue siendo, la salida del balón, su circulación, los apoyos, los movimientos de desmarque; la coreografía.

El Levante tuvo ayer el gran mérito de no descabalgarse con la ciclotimia del Madrid, capaz de alternar destellos y depresiones. Después de 20 minutos de sofocos, el anfitrión se sintió aliviado al comprobar que el partido estaba en las espaldas de Del Horno, peleado con media docena de rivales, incluido Mourinho. Esa proliferación en los disturbios agitó tanto al Levante como distrajo al Madrid, al que se le vio el cartón.

No hubo grandes descubrimientos, sólo crudas confirmaciones. A saber: Özil es Guti en lo bueno y en lo malo, y ayer tocó lo peor; Khedira no ofrece un salto de calidad y Di María es un notable extremo izquierdo que pierde talla exiliado a la derecha. Y la última: Cristiano, más que un amigo comprensivo, necesita un entrenador.

Tuvo ocasiones el Madrid porque siempre las tendrá. Pero no debe ser esa la excusa recurrente. Reina sacó un gran cabezazo de Cristiano en la primera mitad y en los últimos minutos desactivó un cara a cara con Higuaín. Lo demás lo falló el Madrid, cierto. Aunque también es verdad que el Levante propició esos errores con un trabajo estajanovista. Incluso disfrutó de sus minutos de gloria cuando Del Horno subió la banda y se asoció con Rubén.

Progreso. Si el Madrid creció en el último tramo fue porque Pedro León entró al campo, tan simple. Sus desbordes abrieron una vía de agua en la defensa y llenaron el área de balones colgados y pases entre líneas. Menos brillante fue la aportación de Benzema, del que sólo se recuerda un tiro que, si fue peligroso, es porque el portero convirtió el balón en trucha.

La conclusión final debe ser doble: heroico lo del Levante, mezquino lo del Madrid.