El colista enjuicia a Lillo

E nrocado en su apuesta, Juanma Lillo intenta conducir al Almería a un destino romántico pero complicado. Tras un breve amago con el Espanyol, estudia recuperar su 3-4-3 ante el Levante. Quizá debería replantearse un giro porque lleva tres jornadas sin dar la impresión de poder ganar. Necesita hacerlo ya. El estilo sin puntos es humo. Los granotas viven con los pies más pegados al suelo. Su objetivo es convertir el quiero en puedo, empezando por Munúa. Porque el Levante no puede soportar la carga de goles que lleva en sus espaldas. 10 en tres partidos.

Pero el Levante sabe que está en una carrera de fondo. Tiene un esqueleto con experiencia. Sergio, Venta, Ballesteros... Con tres partidos, ya se ha cubierto la novatada. Si logra ajustar el sistema defensivo, será un enemigo difícil de batir. Porque la nota positiva es que ha mojado siempre. Ahí tiene a Jordá y a ese proyecto de crack ecuatoriano llamado Caicedo (que anda tocado). Lo que pasa es que se enfrenta a un rival tan necesitado como él.

No aguanta mucho más Almería, que adora el romanticismo de Lillo pero no soporta que desperdicie una buena plantilla con dibujos imposibles. Pero el técnico tolosarra sabe que su propuesta es una moneda al aire. Tiene suficiente velocidad y pegada como para aguantar un poco más. Crusat, Piatti, Ulloa, Valeri, Kalu Uche... Así se presenta este duelo con sabor a derbi mediterráneo, con antecedente veraniego, si es que eso sirve como referencia. Se lo llevó el Levante. Pero esto es Primera. Lo sabe el Almería. Y parece que lo va aprendiendo el Levante.