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Liga BBVA | Atlético 1 - Barcelona 2

Pep aprende a ganar al Atleti

Guardiola jugó con tres centrales. Raúl García empató y el 'ariete' Piqué decidió. De Gea evitó la goleada. Feísima entrada de Ujfalusi a Messi.

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Pep aprende a ganar al Atleti

Pep Guardiola lo ha ganado todo en tan sólo dos temporadas en la elite. Pero se le atragantaba el Atlético. Y preparó el partido al detalle. Dos derrotas seguidas nada más empezar el campeonato y tres de tres en el Calderón era demasiado para Pep. Y cambió el dibujo colocando a Busquets de central para barrer las contras colchoneras y le salió perfecto. Y le salió bien el 3-4-3. Quique intentó contrarrestar apretándole la salida del balón, pero contaba con un soldado menos porque el Kun no estaba para jugar. El Atlético no se entregó nunca, pero el Barça pudo golear si no llega a ser por David de Gea, ese porterazo, que amargó la tarde a David Villa.

Achique.

Empezó el Atlético muy bien dispuesto en el campo. La estrategia de Quique pasaba por evitar la superioridad que consigue el Barça cada vez que la saca jugada desde la defensa. Agüero presionaba a Piqué, Forlán a Busquets, que es ejerce de central e inicia el juego desde la posición olvidada del líbero, y también juega ahí en fase defensiva, y Reyes taponaba a Puyol.

Doce minutos le duró el plan a los colchoneros, porque en un achique hecho sin pelota presionada (aunque ante los genios culés a veces da igual por su enorme calidad), Messi dejó sólo a Villa ante De Gea. El Guaje remató al poste. Y en la siguiente jugada, el propio Messi, tras asociarse con Pedrito, batió el meta rojiblanco de toque sutil con el exterior del guante de la mejor pierna izquierda del mundo. Iniesta y Xavi Hernández empezaban a afinar los violines. Messi, de falso delantero centro (¿para qué le hace falta un nueve a Guaridiola?), sacaba de sitio a Godín y a Perea.

El Atlético empezaba a desmadejarse cuando Raúl García conectó un potente cabezazo a la salida de un córner y empató el partido recordando que a Pep que ganar al Atleti nunca es fácil. El Barça casi nunca se descompone y siguió con el toque como búsqueda y en siete minutos Piqué, ese central con alma de ariete, aprovechó que al botar un saque de esquina el sol deslumbró a Godín para acomodarse la pelota y fusilar a De Gea. Los aficionados del Atlético ya se encontraban calentitos con el árbitro porque le reclamaban un penalti por supuesta mano de Alves a chut de Forlán.

Y con ese mosqueo generalizado empezó la segunda parte. Y se agudizó porque Fernández Borbalán, a juicio del respetable colchonero, pitaba en contra del Atlético todas las acciones, con un posible penalti de Villa sobre Ujfalusi (feísima su entrada a Messi) como motivo de otra tremenda pitada. Cuando amainó la bronca, coincidiendo con la sustitución del Kun, cuyo dolor le impidió sumar en la presión y crear peligro, el Barça buscó más goles. Entonces apareció la figura enjuta de De Gea. El joven ídolo rojiblanco frenó con grandes paradas remates de Xavi, Pedrito y de Villa, hasta en tres ocasiones claras. De Gea amargó la tarde al Guaje y provocó que la grada se centrara en él y no en el árbitro.

El Barcelona pudo golear al Atleti. Pero Guardiola no se fiaba de los rojiblancos y sacó a Villa para meter a Keita. Reyes tuvo dos disparos desde el carril del diez en busca del empate. Pero la costumbre de ganar al Atlético de la que hacía gala Pitarch se acabó ayer. Guardiola no deja de aprender. Le faltaba ganar en el Calderón. Y venció.