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champions league | real madrid 2 - ajax 0

Özil ilumina un tiroteo

Drástica mejora del Real Madrid alfombrada por un inoperante Ajax que sobrevive a años luz de lo que implican su nombre y su historia. El Bernabéu asistió a un ejercicio de ritmo, intensidad y profundidad del equipo de Mourinho, que desperdició ocasiones para sellar una goleada de escándalo y que ganó con tanta autoridad como facilidad. En un duelo de infinitas llegadas, Higuaín marcó el segundo y estuvo en el primero, de Anita en propia puerta. Sobresalieron Xabi Alonso y sobre todo Özil y lo intentaron con denuedo pero sin suerte Cristiano Ronaldo y Di María.

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<strong>ÖZIL SE GANA AL BERNABÉU.</strong>
ÖZIL SE GANA AL BERNABÉU.

Sigue el Real Madrid en obras -con Mourinho como arquitecto, capataz y peón- y por eso le viene a pedir de boca una noche feliz y un rival listo para ser desplumado. El Ajax es un cuerpo famélico al que le sobran muchas tallas de su propio traje, una historia que incluye viajes en primera clase por el fútbol europeo, Copas de Europa y exhibiciones que arrancaron aplausos del Bernabéu. Fue en el 95 y quince años después (toda una vida en fútbol) el Ajax es una sombra que huele a invitado pobre en Champions y que para colmo de desgracias comparecía sin su mejor baza defensiva (Vertonghen) y sin Luis Suárez, carne de grande de Europa y alfa y omega de este equipo.

Ante este rival y en estas circunstancias la victoria parecía una cuestión de pura lógica. El riesgo era afearla con las formas y el peligro no aprovechar la ocasión para dar un empujón de esos que acortan plazos y asfaltan carreteras hacia lo que busca Mourinho y lo que sueña el Bernabéu (la tercera, la Décima). Así que lo mejor que se puede decir del Real Madrid es que puso intensidad, energía y calidad para convertir un día más en la oficina en una victoria lustrosa y sin otra mácula que la falta de puntería. El tiroteo sobre la portería de Stekelenburg, el portero que sale en la foto más hermosa de la historia del fútbol español, fue tremendo y la goleada que finalmente se marchó al limbo pudo ser histórica: 35 disparos desde todos los flancos y todas las posiciones. Por tierra, mar y aire.

Pero si el 1-0 ante Osasuna fue resultado de demasiados minutos rácanos y de falta de aceite en los engranajes, el 2-0 ante el Ajax (que pareció menos que Osasuna por cuajo y organización) entra en la categoría de accidente, pólvora sorprendentemente mojada para un equipo que de buena gestión hasta la hora del estoque. Ahí colisionaron las imprecisiones de Higuaín y Di María con la ansiedad de Cristiano y las ocasiones se sucedían sin hacer trabajar a un marcador que ni ajustado ponía en duda el triunfo final del equipo que era exponencialmente mejor sobre el campo. El Ajax vio a Casillas por primera vez en el 53 con un remate blando y tuvo después un tiro al larguero ya con el partido finiquitado con el gol de Higuaín. Nada más.

El motor de Xabi, la magia de Özil

El Real Madrid tuvo lo mejor de lo visto ante Osasuna pero amplificado en cantidad y calidad. Tras otra salida en tromba amenazó con volver a entrar en ritmo mortecino pero mantuvo el pulso a través del eje Xabi Alonso - Özil. El donostiarra puso los motores en marcha, campó a sus anchas por la medular y se hartó de abrir juego a las bandas. El alemán volvió a levantar el Bernabéu con las jugadas de más categoría, todas con sentido y verticalidad. A veces discontinuo, tiene ese extraño don que tienen los grandes futbolistas igual que lo tienen los grandes pintores o los grandes cocineros: ve el mundo de diferente manera al resto. Y esa intuición que no se entrena, esa capacidad para filtrar juego entre líneas y encontrar la mejor opción como quien hace la colada, se traducirá para el Real Madrid en goles y puntos.

Queda volver al Ajax para dibujar a un equipo que no atacó y que tampoco defendió, en el que lo más destacado fueron un par de patadas de De Zeeuw y, por supuesto, las paradas de todos los colores de Stekelenburg. Inoperante de centro del campo en adelante tampoco presionó ni robó ni cerró las bandas ni juntó líneas. Fue un coladero que asistió pasmado a las ráfagas de metralla que salpicaban su portería y que de puro milagro no se transformaban en una catarata de goles. Eso lo aprovechó el Real Madrid para llegar a los 35 disparos por pura insistencia y con todos los estilos: combinaciones y jugadas individuales, a bocajarro o desde la distancia. En el primer tiempo fue insistente pero sólo encontró el gol en una acción a balón parado en la que Anita marcó en propia puerta con ayuda de Higuaín. Lo mejor era el vértigo de Özil, el bullicio anárquico de Marcelo, la superioridad de Xabi y Khedira en el centro del campo y la insistencia de un Di María con mucha velocidad y todavía algo justo de fuste.

Tras el descanso Higuaín, en busca de la reconciliación con la Champions, marcó el gol definitivo y enmarcó unos minutos en los que la ofensiva del Real Madrid fue asfixiante. Rápido en el toque y supersónico en las salidas a la contra, el equipo de Mourinho robó muy arriba, presionó sin descanso y atacó a placer. Las mejores jugadas pasaron por Özil y casi todas, brillantes o atropelladas, por un Cristiano que percutió y percutió pero que anda enredado con las musas y que disparó sin suerte desde cada centímetro del campo. La última se le escapó a puerta vacía y sobre el tiempo reglamentario. Por entonces ya jugaban Canales, Pedro León y Lass y el Bernabéu ya se había puesto en pie para despedir a Xabi y a Özil, su nuevo protegido.

El Ajax salió sin dejar rastro del césped, en espera de los partidos en su estadio y del regreso de Luis Suárez para enseñar algo que no sea la nada. En paralelo los goles de Ibrahimovic ayudaban a partir desde la primera jornada un grupo que parece destinado a que Real Madrid y Milan se disputen la primera plaza y Ajax y Auxerre la de Europa League. Con la vista en esa batalla y especialmente en la guerra que llegará en los cruces, la afición del Real Madrid tiene motivos para el optimismo en espera de que Mourinho termine las obras de remodelación y de que rivales de más enjundia pongan a prueba su fórmula. El Ajax en 2010 no entra en esa categoría pero al Real Madrid hay que reconocerle que le puso adorno y convicción a una victoria sumamente plácida.