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Liga BBVA | Almería 2 - Real Sociedad 2

Ulloa se viste de Negredo

Soberbio en el 2-2. Piatti marcó en fuera de juego

<b>EL NUEVO ANIMAL. </b>Ulloa celebra con rabia el gol que supuso el 2-2. El capitán Ortiz lo celebra detrás de él.
EL NUEVO ANIMAL. Ulloa celebra con rabia el gol que supuso el 2-2. El capitán Ortiz lo celebra detrás de él.carlos barba

La Real Sociedad ha vuelto a Primera con fuerza, con la inercia de un ascenso forjado con el sello de Lasarte y el hambre de Zubieta. Deja destellos de equipo armado, pero también algo cándido. Por eso no salieron los vascos con un triunfo del Mediterráneo. Ulloa, un gigante argentino pescado por el Almería en Castellón, se inventó un gol de bandera que dejó el impertinente partido de los lunes en tablas. Bajó un balón del cielo, hizo la croqueta y batió al acertado Bravo para desesperación de Lasarte.

Porque la Real lo había hecho todo bien hasta el momento. Desnudó al Almería, que salió con un esquema suicida. Son las cosas de Lillo, romántico hasta el extremo. Aún no ha ajustado su 3-4-3 y por eso hace aguas. Encima, ayer tiró la casa por la ventana. Valeri con Goitom, Piatti y Crusat por delante. Y aún mucho más, porque en la defensa dejó a Acasiete como único central y le metió a Michel y Juanma Ortiz en las bandas. Ambos de vocación ofensiva.

Es admirable su apuesta, pero los rivales encuentran muchos motivos para hacerle daño. Sobre todo si enfrente hay un tal Raúl Tamudo. Titular otra vez, necesitó ocho minutos para batir a Alves. De cabeza, picándola a reglamento, en las descubiertas espaldas de Acasiete. El peruano volvió a lamentar su soledad en el segundo. Salió a tapar a Aranburu y este asistió con calidad para Sutil, que agradeció el gesto marcando. Entre medias, Piatti hizo el 1-1 tras un pase magistral de Vargas. Pero en fuera de juego...

Hubo instantes de electricidad en el choque y también de exhibición con guantes. Bravo hizo dos paradas a Valeri (18') y M'bami (38') de las que valen puntos. Alves, que no se quiso sentir menos, le imitó al borde del descanso.

Lasarte. Lo que la Real no supo detectar a tiempo es que esto es Primera y ciertos automatismos de Segunda no son válidos. Porque cedió todo el balón al Almería en la segunda mitad y quiso vivir del contragolpe. El plan le sirvió durante más de 40 minutos, pero se llevó un castigo ejemplar del que sus defensas deben aprender. Lillo, que no paró de gesticular y corregir a sus hombres, en lugar de arrugarse sacó pecho. Metió más artillería y rescató un punto. Ulloa, con una planta que impresiona, hizo lo que quiso ante la defensa realista en un gol que recordó al mejor Negredo.

Hablar de justicia en el fútbol es, paradójicamente, injusto. Porque la Real puede lamentarse hoy del tiro al larguero de Griezmann. El Almería de un penalti reclamado con vehemencia por Crusat. La única certeza que permanece es el resultado.