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Liga BBVA | Villarreal 4- Espanyol 0

Rossi habló en el campo

El 'Bambino' goleó en su semana más difícil. Diego López le amargó la tarde a Osvaldo. La gran calidad de Cazorla y Borja Valero enterró a los visitantes

Javier Mínguez
Rossi habló en el campo

El fútbol tiene tópicos y máximas. Entre los tópicos más famosos, los ya famosos 'éste es un deporte de once contra once' o el no menos conocido 'el que perdona, termina pagándolo'. Este último, con una ligera variación, se convierte en una máxima: 'si perdonas ante un contrincante del nivel del Villarreal, acabas pagándolo... muy caro'. Eso pasó en El Madrigal. También es consabido que el Submarino padece de desajustes defensivos que gente incisiva como Osvaldo, Luis García o Callejón podían aprovechar para hacer daño. Pero como Osvaldo, Luis García y Callejón perdonaron o, por ser más justos, se toparon con el 'ogro' Diego López, el refranero futbolístico ofreció su segunda parte: el equipo de Garrido cuenta, de medio campo para arriba, con gente que quita el hipo y, ante el más mínimo resquicio de debilidad del adversario, le golpea hasta noquearle. En resumen: Diego abortó varias opciones clarísimas de adelantarse de los blanquiazules, el Espanyol se vino abajo, Garrido corrigió los errores de los suyos y la victoria del anfitrión cayó por su propio peso.

Surgió la calidad. El Espanyol se consumió en la grandeza del cancerbero lucense. Garrido recompuso al equipo y los de Pochettino fueron avasallados por la calidad de los Cazorla, Borja, Rossi y cía. La jugada del 1-0 nació de las botas del primero, que encontró en posición de hacer daño al ex del West Brom que, con un reverso notable y un pase hacia atrás, habilitó al 'Bambino' para que, con un zurdazo picado, batiera a Kameni. Su reacción de alegría fue la esperada de un jugador tan cuestionado durante la semana. El italiano habló donde toca: en el terreno de juego. Y debe seguir haciéndolo. Poco después, Borja terminó de desengrasar su maquinaria con un zurdazo que dejó marcado el esférico en la red de la meta espanyolista.

La avalancha amarilla continuó tras el descanso. Kameni derribó a Musacchio en el área y Rossi hizo el 3-0. Por si hubiera esperanza para la reacción, Diego volvió a amargar a la delantera rival, esta vez a Callejón, tras un buen servicio de Chica. Montero, que promete mucho y aporta destellos a considerar, se apuntó a la fiesta con un pase de la muerte a Nilmar para el 4-0. ¿Excesivo? ¿Justo o no? Al final, Diego López hizo su trabajo y sus compañeros el resto. Si hay tranquilidad en el fútbol, Villarreal y Espanyol auguran más alegrías que disgustos a sus parroquias.