Botía abrió el camino

El Sporting celebró el reestreno de su campo con un triunfo ante un rival al que superó, si bien el partido no pasará a la historia. Los gijoneses destacaron enana fase de diez minutos en el primer tiempo y luego aprovecharon la ventaja en el marcador con más contundencia.

El primer tiempo resultó más emocionante por la incertidumbre del marcador que por el fútbol, aunque los gijoneses tuvieron más presencia que los mallorquinistas, que lo mejor que hicieron fue cerrar su parcela de retaguardia, en la que Nunes y Rubén dominaban bien el juego aéreo, con Ramis por delante, en una zona en la que Pina reforzaba la contención. Era la prioridad de Laudrup, que buscaba el contraataque con insistencia por las bandas, sobre todo por la Nsue.

El Sporting presentaba más seriedad defensiva, con Rivera muy activo, respaldado por Eguren, que aportaba contundencia. Mirar para adelante queda pendiente de la improvisación de los jugones. Diego Castro tenía el respaldo de Canella, pero Novo extrañó demasiado el puesto cercano a la banda y De las Cuevas participaba con excesiva intermitencia. Lo más destacado del primer tiempo fueron los diez minutos en los que el Sporting presionó mejor a su rival, con relativa facilidad en las llegadas. Aouate se lució en los disparos de Sangoy y Diego Castro, después de que Novo dispusiera de la mejor ocasión, pero tiró mal, con poco ángulo.

Laudrup lo intentó. El segundo tiempo empezó con el gol de Botía, quien rompió el balón con un potente disparo a pase de Rivera. A partir de ese momento, el Mallorca asumió el control del balón, pero no el del partido. Tenía más posesión, pero Juan Pablo no pasaba apuros. Los de Laudrup acabaron el encuentro con un disparo a portería en un lanzamiento de Nsue, pero tras el descanso, cuando tenían el marcador en contra, se perdieron en intentos.

Laudrup revolucionó el equipo con los cambios. Pereira entró cerca de la banda derecha, con Nsue, el jugador que aparentaba más peligro, en el centro del campo. Luego modificó sus posiciones, sin ningún efecto positivo para su equipo, que no podía con el trabajo de Eguren y Rivera, bien secundados por los centrales. Gregory era expeditivo y Botía se afianzaba como líder autoritario de la zona.

El Sporting pudo asegurar el triunfo en los contraataques, pero a los de Preciado les podía la precipitación. El segundo gol llegó en el epílogo del encuentro, en una jugada en la que Nunes fue expulsado al derribar a Carmelo como último defensor. Diego Castro marcó en los dos lanzamientos de penalti, ya que el primero fue anulado por la entrada de jugadores en el área.