Abalo y la resaca copera preocupan al Córdoba

La Copa del Rey puede ser un precioso sueño para los equipos más modestos, pero al mismo tiempo puede provocar efectos secundarios que acaban en pesadilla. El Celta lo sabe bien. El año pasado fue la revelación del torneo del KO, pero acabó pagando el esfuerzo en la Liga y estuvo a punto de bajar del cielo al infierno en milésimas de segundo. El Córdoba llega a Balaídos con la euforia de haber pasado de ronda tras una prórroga de infarto, pero algunos de sus jugadores pueden acabar exhaustos antes de tiempo. Y más jugándose el partido a las cuatro de la tarde...

En el conjunto vigués tienen claro que el cansancio puede pasarle factura a los blanquiverdes y por eso impondrán un ritmo elevado desde el pitido inicial. La presión de David ahogando a los defensas cordobeses, así como la calidad de Trashorras y De Lucas para desbordar entre líneas, será fundamental en los primeros compases del encuentro. Sin embargo, el mayor arma de los de Paco Herrera tiene nombre y apellidos: Dani Abalo. El arousano está en estado de gracia y ya suma dos tantos y dos asistencias en lo que va de temporada. Sus internadas pueden matar a los defensas andaluces, y el Celta lo sabe.

También tienen claro en el Córdoba como contrarrestar el ímpetu vigués. Alcaraz planteará un partido trabado, con la defensa bien organizada y tratando de aprovechar las salidas a la contra. El técnico blanquiverde es un experto en Segunda y sabe cómo plantarle cara al Celta. Correrán los menores riesgos posibles en defensa y le buscarán las cosquillas a la zaga olívica a través de balones largos para las carreras de Charles y Pepe Díaz, aunque la participación de este último es dudosa, ya que terminó el partido de Copa ante el Rayo con calambres. En su lugar entraría el ex céltico Oriol Riera, que tiene ganas de vengarse del director deportivo celeste, Miguel Torrecilla, y de Paco Herrera, las dos personas que decidieron no ofrecerle la renovación.

Hábitos. El inusual horario del encuentro de esta tarde (16:00 horas) provocará que los jugadores de ambos equipos cambien sus hábitos alimenticios. Los futbolistas madrugarán más de lo habitual por tratarse de un día de partido y desayunarán sobre las ocho de la mañana. Posteriormente, asistirán a la charla técnica de sus respectivos técnicos y almorzarán a media mañana, entre las once y las doce del mediodía. Tras la pertinente siesta, los futbolistas se desplazarán desde el hotel al estadio de Balaídos para disputar un encuentro, en el que el calor puede jugar un papel fundamental. Seguro que más de uno rezará para que el sol no pegue con fuerza sobre su cabeza y le inhabilite.