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AMISTOSO | ARGENTINA 4-ESPAÑA 1

España regala su buena reputación a una Argentina revitalizada

La campeona cedió ante Argentina. Messi abrió el marcador; Higuaín hizo el 2-0, Tévez aprovechó un resbalón de Reina y el Kun sentenció. España dio tres palos y marcó Llorente.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
España regala su buena reputación a una Argentina revitalizada

De amistoso tuvo poco, por no decir nada. Uno de los templos del fútbol, el Monumental, no se puede permitir el lujo de ver como dos selecciones de tal calibre invaden su recinto para tomárselo a guasa. Y aunque Carlos Gardel dijera en su tango que "20 años no es nada", 23 es tiempo suficiente para que una selección europea volviera a tierras argentinas. Así que España tomó el testigo de la Alemania del 87 y tocó la puerta bonaerense con la firme intención de dar guerra en territorio hostil. Pero en el frente se encontró con un batallón armado hasta los dientes y sedientos de venganza por el pasado Mundial. España se vio superada durante todo el encuentro por una albiceleste estricta atrás, rápida en la elaboración y mortal en el ataque. Además los argentinos tienen otro motivo adicional para volver a soñar con su equipo, las indicaciones del nuevo seleccionador a Messi parece que surgen efecto y hoy se ha podido ver la versión Barça en el de Rosario. De España no se pueden sacar grandes conclusiones, es el primer amistoso que se pierde desde 2006, pero la imagen mostrada en Buenos Aires no se asemeja en nada a la que nos tiene acostumbrados. Argentina tardó 22 minutos en encarrilar el partido con tantos de la Pulga, Higuaín y Tévez, éste tras un resbalón inoportuno de Reina. Llorente acortó distancias a falta de diez para el final pero Agüero puso la puntilla con el tiempo cumplido.

Batista afrontó su primer combate serio sin miedo, pensando más atacar que guardar la ropa. No quería retrocesos y por eso ordenó a Messi jugar en los últimos treinta metros de cancha. Checho buscó su confirmación alineando a cuatro futbolistas ausentes en Sudáfrica (Zanetti, Gabriel Milito, Banega y Cambiasso). Todo para borrar esa imagen de técnico-puente tras la marcha de Maradona. Mientras Batista buscaba su confirmación, Del Bosque, un ser tranquilo por naturaleza, sacó su lado detallista premiando a Reina, Monreal, Marchena y Silva. Seguro que Casillas, Ramos, Xavi y Capdevila ni rechistaron, pero el equipo lo notó.

Únicamente con el aperitivo, el de los himnos, bastó para abrir boca gracias al espectacular aspecto del Monumental. Los 66.500 espectadores ya no se acordaban de la eliminación del Mundial. Era momento de deshincar la rodilla, tomar posición erguida y afrontar el futuro. Y todas las miradas recaían en la misma persona, en Leo Messi. Él ha sido centro de bastantes críticas con la albiceleste y ahora que empieza un nuevo ciclo el de Rosario se ha propuesto rendir a la par que en el Barçá. La primera piedra la puso con una obra de arte a los diez minutos de juego con una vaselina sutil ante Reina. Fueron unos minutos de tanteo, con dos argumentos parecidos. Toque de balón por ambas partes pero con mayor velocidad en el lado argentino.

Y es que España, tratando con sentido el cuero, sufría con la presión agobiante desde el centro del campo y se veía sorprendida por la velocidad de enganche en la línea de tres cuartos. El hambre de Argentina escocía a una Roja paciente en la construcción pero espesa en la zaga. Los argentinos se dieron cuenta del momento de flojera y decidieron actuar sin represión para hacer el segundo lo antes posible por si acaso despertaba España. Esta vez fue Tévez el encargado de romper la línea trasera española con un pase al hueco que captó Higuaín para hacer el segundo tras driblar a Reina.

España fue un equipo desarbolado hasta la media hora de juego. En ese momento empezaron a engranar algunas piezas de la Roja. Se asumió el protagonismo del balón, porque a Argentina ya no le hacía falta, y llegaron a ver la cara del meta Romero con un disparo de Villa al travesaño tras un disparo lejano.

Pero tras la modorra española y la electricidad de Argentina, el infortunio tuvo su momento y abdujo a Reina por completo. El guardameta español resbaló tras una cesión de Piqué y el bandido Apache hizo honor a su nombre aprovechándose del fallo como un coyote.

Las desgracias se acumulaban para España. Además del marcador y el infortunio de Reina, ahora había que añadir los palos. Y es que antes del descanso Villa volvió a estrellar un balón al poste tras el saque de una falta.

España enfiló el túnel de vestuarios cabizbaja, dolorida por una Argentina rigurosa en lo táctico y mortal al ataque. La solidaridad parece ser una de las consignas del Checho y sus jugadores lo plasmaron a las mil maravillas en el primer acto.

Tras el descanso, Vicente del Bosque alteró todo el ataque español dando entrada a Llorente (Villa), Navas (Silva) y Cazorla (Iniesta). También tuvo sus minutos Víctor Valdés al entrar por Reina. La trasformación del once catapultó a España hacia el área rival gracias a las asociaciones desde medio y un mayor uso de las banas de Navas y Cazorla. Desde el costado del palaciego llegó la primera ocasión de España pero el cabezazo de Llorente salió desviado.

Por esas, Argentina parecía escondida, pero era un espejismo. Inquietaba en cuanto el balón conectaba con el medio y desquiciaba cuando acababa en las botas de sus delanteros. Una gran jugada de la albiceleste pudo acabar en el cuarto y a Del Bosque se le acabó la paciencia dando entrada a Xavi. El de Tarrasa asumió los galones y la circulación fue más fluida desde su entrada.

Pero ni el resplandor de Xavi sirvió para cegar un ápice a una Argentina oxigenada a la media hora con la entrada de Di María y el Kun. Quien no iba abandonar todavía el terreno de juego era Leo Messi, el cabecilla de la fiesta Monumental para unos y el chasco Monumental para otros. La tarde aciaga continuó para España y Cazorla estrelló otro balón al palo, el tercero de la tarde.

Ni el juego ni la suerte estaba con España, estaba claro. Por lo menos Llorente pudo maquillar el resultado a falta de seis para el final. El tanto lanzó a España hacia el segundo pero esta vez el del Athletic no llegó para empujar el balón a la red.

Pero todavía faltaba el último barrido del rodillo argentino. El encargado de darlo fue el Kun Agüero, que en el tiempo de descuento aprovechó un centro de Heinze para hacer el cuarto tras un gran cabezazo. Finalmente hubo fiesta monumental para Argentina y chasco monumental para España. El día en el que España recibió el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, la estrella pesó.