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Copa del Rey | Cartagena 1 - Rayo 3

El Rayo dio un baño a un Cartagena que se lo creyó

Los locales brillaron, se confiaron... y se llevaron una paliza

José A. Vera
Actualizado a
<b>SUPERADO CON CRECES. </b>El Cartagena cantó victoria demasiado pronto y la veteranía del Rayo salió a relucir tras el descanso.
SUPERADO CON CRECES. El Cartagena cantó victoria demasiado pronto y la veteranía del Rayo salió a relucir tras el descanso.pepe valero

El Cartagena lanzó bien el sprint, miró hacia atrás, no vio a nadie y hasta se gustó cuando aún faltaban muchos metros para la meta. Alzó los brazos y celebró la victoria, con tanta antelación (más o menos al descanso) que el Rayo no sólo le adelantó sino que además le sacó un montón de segundos en la línea de meta. Valga este símil ciclista en estos días que la Vuelta visita la Región para explicar la forma tan extraña pero merecida que tuvo de perder el Cartagena de Juan Ignacio de dejar escapar una gesta copera.

El arranque fue el habitual, tocando, gustándose, arrinconando al rival. Lo de siempre, vamos. Y también, como era lógico, llegó el gol de Toché gracias a un jugadón de Botelho. Eran minutos gloriosos en los que el debutante Keko pudo incluso sentenciar antes del descanso en un mano a mano con el joven e inspirado meta rayista. Pero no, el 1-0 hacía justicia. Y de ahí a la caseta. A felicitarse unos a otros tras una gran primera mitad, olvidándose de que el Rayo no es ningún principiante.

Sin hacer ruido, ni jugadas espectaculares, Movilla y sus compañeros del centro del campo se comieron a Julien y Muñoz. El Rayo empezó a encerrar al Cartagena y en un buen balón a la espalda de la zaga el joven Provencio vio puerta. Empate y vuelta a empezar. Pero los de Sandoval, que ya iban con la inercia ganadora, cuesta abajo y viendo la meta, no aflojaron. Juan Ignacio no acertó esta vez con los cambios. Metió hombres para decorar el ático mientras la cocina, en la planta de abajo, tenía un escape de gas. Para cuando fue requerido el encargado de arreglar las chapuzas incluso de madrugada (Mariano) ya era tarde. El fuego ya se había propagado. En esas apareció Aganzo, que de esto sabe un rato, y reventó el partido. Con Trejo, hicieron estragos en las inmediaciones del área del Cartagena. El primero marcó de penalti y el segundo sentenció tras un gran slálom ya en el tiempo añadido.

El cuadro portuario se supo grande. Pero acabó ahogado en su propio glamour.