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Supercopa de Europa | Inter 0 - Atlético 2

El Atleti vuelve para quedarse

Apabulló al Inter y se lleva la Supercopa de Europa. Reyes y Agüero, brillantes goleadores. De Gea paró un penalti en el 90'. Lección táctica de Quique

<b>SEGUNDO TÍTULO.</b> La plantilla rojiblanca al completo en el palco del Louis II de Mónaco, donde recibió la Supercopa de Europa.
SEGUNDO TÍTULO. La plantilla rojiblanca al completo en el palco del Louis II de Mónaco, donde recibió la Supercopa de Europa.

No dudar del Atleti. Repitan conmigo: nunca jamás dar por muerto al Atleti, decir que es imposible, pensar que no se puede. ¿Inter? ¿Qué Inter? El todopoderoso equipo italiano, la máquina de ganar, el multimillonario rodillo fue un gatito con el que jugó el Atleti de principio a fin para llevarse la Supercopa de Europa con una superioridad indiscutible. Kun fue diez Militos, Reyes media docena de Etoos y podríamos seguir así hasta completar la alineación. Ah, y el banquillo. Al césar lo que es del césar, medio trofeo salió de la pizarra de Quique cuando todos pensábamos que se había vuelto loco.

Fue conocerse el once inicial y las redes sociales, los foros y los móviles se saturaron de críticas. Domínguez lateral izquierdo con el flamante Filipe Luis fuera de la lista. Perea y Simao, titulares bajo sospecha. Y los tres primeros minutos auguraron una noche infernal: remataron Sneijder (dos veces) y Milito. ¿Miedo? No, un mero espejismo. Bastó que Busacca se inhibiera en un penalti evidente de Chivu a Kun a los 5' para que el Atleti se desperezara y comenzase el paulatino estrangulamiento de su rival.

Todo comenzó con una defensa impecable donde Godín ha tomado las riendas sin titubear. Perea volvió a demostrar que con Etoo se inspira, Domínguez que vale para un roto y un descosido y Ujfalusi que el lateral es su hábitat natural. Como Benítez había dado un paso atrás metiendo a Stankovic por Pandev y Assunçao se empeñó en recordar al mundo que Cambiasso y Zanetti van justitos de talento, Milito se encontró en una isla más desesperante que la de Perdidos. A la media hora ya estaba claro que Quique tenía un plan y el plan era perfecto.

Deslumbrante. Asegurada la parte de atrás, del resto se encargó Agüero, en un estado de forma fabuloso y que anuncia sin un atisbo de duda que ha llegado el año de su definitiva explosión. Antes del descanso, ya tenía a Samuel y Lucio desesperados y había avisado con dos jugadas estupendas mal rematadas. Era sólo el principio.

Porque cuando pensábamos que el Atleti ya lo estaba haciendo muy bien, fue y le añadió brillo al orden, dejando al Inter definitivamente estupefacto. La segunda parte fue perfecta. Kun encontró el apoyo de Reyes y Forlán, que balón que veía balón que pegaba. Seguramente no llegue al Balón de Oro, pero el uruguayo ha alcanzado un nivel intimidatorio de superestrella. Y mientras él amagaba, Reyes golpeó.

Primero, una rosca perfecta que sólo un meta del calibre de Julio Cesar puede salvar. Abajo, tras bote, con dos futbolistas entorpeciéndole la visión, paradón gemelo al que le hizo a Messi en Champions. Pero a los tres minutos ya no hubo piedad. Doble pared Reyes-Kun, el utrerano no perdona y el Inter a la lona para ya no levantarse más.

El resto fue redondear la fiesta. Simao se sacudió el polvo que parecía cubrirle para regalarle el segundo a Kun y De Gea le paró un penalti postrero a Milito con los ojos bien abiertos y una mano mágica, el chico no tiene techo. Y ahora me encuentro con el emocionante lujo de escribir que el Atleti ha jugado tres finales en cuatro meses y ha ganado dos, que el Atleti es el rey de Europa, que el Atleti ha vuelto para quedarse, que el Atleti es enorme.