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trofeo joan gamper | barcelona 1 (3) - milan 1 (1)

El Barça festeja su ayer, su hoy y su mañana

Homenaje a Ronaldinho, ovación a los campeones del mundo y masiva presencia de canteranos: pasado, presente y futuro saborearon la fiesta del Gamper en un día feliz para el barcelonismo y en un partido discreto y sin tensión, jugado en un amigable tono de amistoso. Finalmente ganó el Barcelona porque Pinto paró tres penaltis en el desempate. Antes se estrenó Villa como goleador azulgrana y empató otro clásico: Inzaghi.

<strong>RONALDINHO, REY DEL GAMPER.</strong>
RONALDINHO, REY DEL GAMPER.

El barcelonismo es feliz y eso lo demostró la entrada (casi lleno) del Camp Nou para la fiesta del Gamper (en horario familiar: acierto de Rosell) pero sobre todo lo demostró, lo demuestra, algo que trasluce también una excelente salud: el Barcelonismo, el Barcelona, sonríe cuando mira hacia atrás y cuando mira hacia delante. Por eso en un Gamper lleno de significado se homenajeó al ayer (Ronaldinho), al hoy (un equipo estelar con ocho campeones del mundo y el Balón de Oro) y al mañana (las calderas incesantes de La Masía).

Ver a Ronaldinho en el Camp Nou evoca a un pasado ya lejano pero absolutamente vinculado al presente. Traslada el pensamiento a 2003, cuando llegó a Barcelona de la mano del también recién aterrizado Laporta (participó en el homenaje, también con aroma ya evidente a pasado) para marcar un (demasiado breve) hito en la historia del fútbol y para cambiar un club con una revolución en los cimientos anímicos de un equipo en aquel momento en ruinas. Ahora cuesta creerlo pero fue la sonrisa, la alegría mágica y el fútbol maravilloso de Ronaldinho lo que dinamizó a un Barcelona que desde entonces ha entrado en combustión ganadora siempre perfeccionando la fórmula: explotaron Iniesta o Messi, se destapó definitivamente Xavi, llegó Guardiola...

Y como la memoria nos conduce casi siempre hacia la poesía y la nostalgia, el Camp Nou se rindió agradecido a aquel Ronaldinho antes y durante un partido en el que el brasileño, la realidad golpea con su martillo testarudo, demostró que ya no es más que los rescoldos del ayer. Un ayer que parece venir galopando para tragarse también a Ibrahimovic. El sueco, en el limbo entre los dos equipos sobre el campo, fue titular en medio de las negociaciones y en un sorprendente movimiento de Guardiola. Jugó el primer tiempo con intención, detalles y hasta un remate extraordinario a gol (anulado por fuera de juego). Pero otra vez los mejores minutos del Barcelona llegaron, cada vez resulta menos casual, cuando dejó su sitio en el campo a un Bojan más liviano, más móvil, más rápido: más Barça.

Fue quizá la gran conclusión, y tal vez el epitafio azulgrana para el sueco, de un partido sin más sin historia ni más trascendencia que la fiesta, las sonrisas, los aplausos, los campeones del mundo, los canteranos... un partido jugado entre un amigable ritmo de amistoso, ventaja para un Milan solvente al que se le vieron costuras cuando el Barcelona apretó y se acercó mínimamente a su ritmo de crucero, de competición. El otro mensaje enlazó con la vuelta de la Supercopa y se refiere a Villa, que no sólo marcó su primer gol como azulgrana (tras rematar una buena jugada de Adriano, que brilló más en la izquierda que en la derecha) sino que demostró que su fútbol parece hecho para jugar en este equipo. Sobrado de motivación, buscó siempre la portería como un cuchillo por la izquierda, la que será su zona de partida habitual en los planes de Guardiola.

El Barcelona marcó y movió el molino durante algunos minutos pero luego sesteó de nuevo i en pleno carrusel de cambios y reparto de aplausos volvió a llamar a la puerta el ayer cuando Seedorf puso un centro que Inzaghi (tan habituado a goles de área pequeña y rechace) empalmó con una volea fabulosa. Tantos y tantos goles, tantas y tantas fiestas estropeadas por un killer que quiso también añadir a su currículum unos cubitos de hielo en el Gamper.

Pero la victoria se quedó en casa. El Barcelona pudo sentenciar con un simple arrebato a medio gas en los últimos minutos. No lo hizo y permitió que Pinto saliera en la foto parando tres de los cuatro penaltis del equipo italiano en la tanda de desempate, uno de ellos en pie y con las dos manos tras un fallido intento a lo Panenka de Pirlo. También falló Seedorf mientras que en el Barcelona acertaron los canteranos: Bojan y Thiago pusieron la rúbrica a un Gamper por el que navegaron los recuerdos del Barça de ayer, las ilusiones del de hoy y los sueños del de mañana.