Aduriz y Fernandes hacen crecer el optimismo para La Rosaleda

El Valencia puso ayer punto final a su periplo veraniego con una victoria que, sumada a la obtenida ante la Fiorentina cuatro días antes, permite afrontar con optimismo la semana previa al debut liguero en Málaga. Estos dos triunfos han logrado maquillar una pretemporada que estaba sembrando muchas dudas en torno al Valencia 'post Villa y Silva', máxime tras las derrotas encadenadas en los primeros días de agosto en Inglaterra e Italia. Y si ante la Fiore el equipo mostró su lado más brillante, tanto de juego como de efectividad, ayer los de Emery volvieron a estar acertados cara a puerta pero sin brillo en el juego. A éste, ante el Lecce, le suplió el oficio.

Emery no quiso despedirse de esta pretemporada sin volver a probar 'su' trivote. Ayer hubo un hueco para los experimentos.

El principal, el 4-1-4-1, que sigue sin convencer y sin cuajar. Aun así, con la máquina todavía engrasando, el Valencia fue superior durante todo el partido a los locales.

El conjunto ché tomó desde el primer minuto el mando y, manteniéndose seguro atrás, fue ganando terreno en ataque hasta que, en el minuto 35, una pase de Feghouli a Aduriz iba a terminar en un mano amano del vasco con el portero italiano, que no pudo más que ser testigo de excepción del primer gol ché. Con 0-1 se llegó al descanso y, nada más reanudarse el juego, en el 48', Fernandes iba a poner la puntilla tras una buena asistencia de Vicente. Después, Unai dio paso al 4-2-3-1, que duró los 9' que Soldado estuvo en el campo. Acabó con el trivote y con más ocasiones de peligro.