Europa League | Villarreal 5 - Dnepr Mogilev 0
Un ciclón amarillo
El Villarreal se dio un festival de goles y buen fútbol
Ni lo de 'a estas alturas de pretemporada', ni el desconocimiento del rival, ni el 'en Europa no hay enemigo pequeño'. Nada fue obstáculo para que el Villarreal impusiera su lógica y se diera anoche un festín de goles y buen juego que le clasifica para la siguiente fase de la Europa League, porque el Dnepr fue vapuleado sin contemplaciones y no dio síntomas de poder ni soñar con un milagro en el partido de vuelta por mucha encerrona que pueda preparar en su estadio.
Los de Garrido salieron enchufadísimos, saltándose el periodo de tanteo. Había que ir a ganar y, a poder ser, golear, por lo que no había tiempo que perder ni tregua que regalar. Por eso, a los diez minutos Marchena hizo su primer gol de amarillo y, al cuarto de hora, Cazorla ya dejaba claro que aquello iba a ser un banquete con una bella acción que supuso el 2-0. Antes del descanso cayeron dos más, pero pudieron irse hasta la media docena y todo fruto de un juego vistoso, rápido, con combinaciones constantes que convertían a los bielorrusos en sombras tras el balón y los rivales. Porque el Dnepr no llegaba a tiempo ni de dar patadas y se fue al descanso con cuatro en el saco. Más goles que faltas cometidas. Su entrenador cambió al central en el 40', pero podía haber sustituido a los once.
La diferencia en todo era tan abultada que no había partido, porque no había rival. Y también fue mérito del Villarreal no relajarse y dejarse llevar al verse tan superior. Los amarillos presionaban arriba y robaban fácil y daba gusto ver permutar las posiciones a Cazorla, Cani y Borja, que hacían de todo y todo bien. Ellos fueron fabricando, marcando y asistiendo en los goles, anunciando un tridente temible para esta temporada.
En vista de que se vivía en el área del Dnepr, Garrido sacó a Nilmar en el segundo acto, para que el brasileño que no anda fino, fuera cogiendo confianza y minutos, los mismos que descansó Borja Valero, pedazo de fichaje.
Después de intentarlo un par de veces, por fin Nilmar respondió a la oportunidad con un derechazo por el que mereció la pena esperar. Golazo del brasileño de esos en los que tiene poco que ver el rival, pues el mérito es del lanzador. Como mérito tuvo también Jefferson, que dejó muestras de su desborde eléctrico en cualquier costado. El catálogo de posibilidades del Submarino lo completó la entrada de Altidore, que tuvo una muy clara, pero erró solo ante el meta rival en una acción de las que no debe fallar si quiere tener minutos.
Pero los fallos fueron ayer anécdotas en una noche de fiesta amarilla y de gritarle a Europa que sí, que el Villarreal ya está aquí, porque vale que el Dnepr no fuera gran cosa, pero tampoco lo son muchos otros equipos que ayer jugaron y nadie les goleó con tanta contundencia.