Liga BBVA | Tres veteranos bajo palos
Los viejos rockeros de la portería resisten otro año más en la Liga
Están más cerca de los 40 que de los 30, una edad casi tabú para un futbolista de máximo nivel. César (38 años), Ricardo (38) y Palop (36) tienen varias cosas en común: son los jugadores más viejos de la Primera División española, son titulares habitualmente y se han ganado la confianza de sus respectivos equipos, con los que han firmado por un año más, dos en el caso del sevillista. Se cuidan al máximo y así resisten, hasta que el cuerpo aguante.
Estoy feliz de cumplir mi sueño de renovar por el Sevilla", afirmaba Palop hace apenas unos días, después de firmar por dos años más, con opción a un tercero. No es para menos. El portero del Sevilla, que está cerca de cumplir 37 años, parece estar viviendo una eterna juventud y esta semana misma podría ganar su primer título de la temporada, la Supercopa de España. "Vivo el fútbol como si tuviera 18 años. Me entreno igual que cuando empecé en el Valencia. En los músculos se nota la edad y por eso hay que tener mucha cabeza y mucho descanso. Hasta que el cuerpo diga basta", desvela Palop.
Otro viejo rockero bajo palos, César, coincide con Palop en que el secreto es la ilusión. El valencianista, que dentro de unos días cumplirá 39 años, tiene cinco mandamientos, que procura cumplir por riguroso orden: ilusión, optimizar esfuerzos, descanso, alimentación y recuperación: "Lo fundamental es que la ilusión te acompañe cada día en los entrenamientos, si no, es imposible que con mi edad te apetezca tirarte al suelo y hacerte daño". Una sana costumbre que tiene César es dormir como un bebé, "entre ocho y diez horas cada día". Y reconoce que si no tiene que entrenarse por la tarde, "cae seguro una siesta".
En otro punto cardinal de España, en Pamplona, se encuentra el tercer gran viejo rockero de la portería, Ricardo. El portero de Osasuna, de 38 años, le resta relevancia a su longevidad en la portería: "No le doy mayor importancia. Me gusta jugar al fútbol y me siento bien. No me veo cansando, ni en los entrenamientos ni en los partidos. Un portero tiene menos desgaste que cualquier otro jugador y por eso aguantamos más años. Además, todo está en la cabeza. Lo más importante es tener ilusión por entrenar y por jugar. El día que no tenga ni ganas ni ilusión, entonces sabré que ha llegado el momento de dejarlo".
La ciencia como aliada.
La longevidad de los porteros es también una consecuencia directa en los últimos años de la prolongación de la vida activa de los deportistas. Los avances de la ciencia y la medicina han hecho posible que en España se viva más y mejor. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la esperanza de vida de los hombres ha pasado de los 59,8 años en 1950 a los 78,01 en 2009. En el caso de las mujeres, de los 64,3 a los 84,37. De estas mejoras habla César: "Los fisioterapeutas, por ejemplo, hacen un trabajo fundamental. No tienen nada que ver los de ahora con los de hace diez años, recuperan mejor".
Palop sigue los consejos de su endocrino, Antonio Escribano, que lo es de todo el Sevilla y de más equipos de fútbol y otros deportes. Él es el encargado de controlar su alimentación, con el fin de mantener su peso a raya: "Hace un tiempo pesaba 85 kilos; ahora, 81 y el año que viene quiero llegar a 80. Así, hasta 78 ó 79 cuando tenga 40 años. Escribano me dice que tengo un sistema inmunológico joven y que, si quiero durar cinco años más, debo perder peso".