Un nadador de élite que se decantó por el fútbol

Diego Roberto Godín Leal (Rosario, 16 de febrero de 1986) se ha encontrado muchos cruces de camino hasta llegar al Atlético. De inicios modestos, su padre trabajó desde la adolescencia como tornero y su madre de peluquera en la ciudad uruguaya de Rosario (9.000 habitantes). En esta población, que vive de la agricultura y la lechería, Godín es un símbolo de esperanza.

Julio e Iris, sus padres, siempre intentaron allanarle el camino al éxito. Con cinco años, al pequeño Diego le diagnosticaron un problema respiratorio, que combatió dedicándose a la natación. Con los años, no sólo superó su condición, sino que logró ser campeón nacional en todas sus disciplinas (aún mantiene récords vigentes). A los 14 años cambió esta pasión por el fútbol y empezó a jugar de punta en el Estudiantes de Rosario.

En poco tiempo, sus dotes llamaron la atención de ojeadores de Montevideo, que le llevaron a las categorías inferiores del Defensor Sporting. En 2003, ya jugando como central, se pasó al Cerro de la primera división uruguaya, para jugar tres años más tarde en el Club Nacional. Dos grandes temporadas y ser considerado el mejor jugador de la Libertadores en 2007 hicieron posible su fichaje por el Villarreal, gracias a la espantada de Ayala cuando fichó por el Zaragoza. Su temporada 09-10 ha sido de ensueño: 3 goles en Liga (uno con la espuela ante el Atleti), cuarta plaza en el Mundial de Sudáfrica y, ahora, lucirá la elástica rojiblanca.