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Mundial 2010 | los holandeses se consuelan

Fiesta de consolación

Medio millón de holandeses recibieron a la Oranje tras su derrota.

<b>LA GABARRA HOLANDESA. </b>Los internacionales pasearon por los canales recibiendo el cariño de medio millón de paisanos pese a caer en la final ante España.
afp

En contra de lo que se piensa en España, en Holanda siguen señalando a Howard Webb como principal culpable de la derrota holandesa en la final de Sudáfrica. Ayer, la primera pancarta que pudieron leer los internacionales al ingresar en los canales en Amsterdam rezaba: "Webb, púdrete en Robben Island". La isla en la que Nelson Mandela estuvo encarcelado durante 27 años. No fue la única, pero si la menos elegante de cuantas encontró la Oranje a su paso.

Antes de ver la citada pancarta los jugadores comparecieron en una recepción oficial sobria marcada por un día gris, como su traje, como su ánimo. La Reina Beatriz, en su palacio de Noordeinde, La Haya, y tras un viaje en helicóptero a Amsterdam, el Primer Ministro holandés, Jan Peter Balkenende, trataron de alegrar el semblante de sus internacionales. Pero no lo consiguieron. Blakenende, enaltecido quizás por la camiseta naranja que lucía, les dijo: "Para Holanda son ustedes unos verdaderos campeones". Sin embargo, en el país nadie olvida el fracasado historial holandés en las finales de Mundial: tres participaciones, tres fiascos. No era una derrota, era la tercera derrota.

Sonrisas.

Sin embargo, el paso de las horas borró de las caras de los jugadores la desilusión. Medio millón de personas se agolparon en los canales de Amsterdam para dedicar a los futbolistas un cálido homenaje. Entonces se pudo ver sonreír a Robben, tocar la vuvuzela a Sneijder o cantar a un activo Kuyt. Amsterdam se convirtió en un brumoso Londres por culpa del humo de cientos de bengalas.

El fin de fiesta no incluyó promesas de futuro. Se habló más de las críticas de Cruyff a Van Marwijk o de la retirada de Gio. Sólo Robben se atrevió a mirar al futuro: "Volveré a tener una oportunidad así en un Mundial y no fallaré la próxima vez". Pero en Holanda, donde llueve sobre mojado, nadie le tomó demasiado en serio.