La lluvia y la decepción marcan la vuelta de Holanda

La lluvia y la decepción en el rostro de los jugadores deslucieron ayer el regreso de Holanda a casa, tras ver frustrado su sueño de ganar el Mundial por tercera vez. La tormenta aguó la vuelta de los oranje, quienes visiblemente agotados, se tuvieron que conformar con levantar ramos de flores naranjas en lugar del ansiado título de campeones del mundo.

Al bajar del Boeing 777, en el que pasaron once horas desde su despegue en Johannesburgo, los 23 no ocultaron su tristeza por la ocasión perdida, aunque reivindicaron el buen juego del que han hecho gala durante todo el campeonato en Sudáfrica.

El seleccionador Holandés, Bert Van Marwijk, reconoció que el equipo aún no ha podido digerir la decepción y que necesita descansar antes de participar en los actos de celebración que hoy volverán a teñir de naranja los Países Bajos. Entre ellos estará un paseo en barco por los célebres canales de la capital.

El entrenador agradeció a la afición todo el apoyo recibido durante el Mundial, que abarrotó los centros neurálgicos de Amsterdam para seguir la final en pantallas gigantes instaladas para la ocasión.

Por su parte, el capitán de la escuadra holandesa, Van Bronckhorst, visiblemente emocionado tras disputar su último encuentro antes de retirarse del fútbol, tuvo unas palabras de reconocimiento para sus compañeros y el equipo técnico.