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Mundial 2010 - Cuartos | Holanda 2 - Brasil 1

Sneijder mata a Brasil

Holanda remonta con Robben, mejor que Kaká y Robinho.

<b>DE CABEZA A SEMIFINALES. </b>Sneijder, de 170 centímetros de estatura, marcó con la cabeza ante centrales de gran envergadura.
DE CABEZA A SEMIFINALES. Sneijder, de 170 centímetros de estatura, marcó con la cabeza ante centrales de gran envergadura.reuters, ap y afp

Adiós Brasil, adiós. Holanda mandó a casa a la eterna favorita. Sneijder dejó en renuncio a Julio César, y Arjen Robben a Dunga. La canarinha quedó al descubierto cuando el viento sopló en contra. Dos goles oranjes en diez minutos, una remontada inesperada, y desplome general del castillo de papel celofán de la Penta. Lo veníamos avisando: los brasileños eran Robinho, Maicon, algo de Kaká y poco más. No les bastó a los amarelos con tan poca dinamita en el estadio Nelson Mandela y el Mundial se queda huérfano, triste, pero se ganaron el castigo a pulso.

Brasil pagó la vulgaridad de Dunga. Apostó siempre por un sistema apoyado en la defensa y después se encomendó a Robinho o Luis Fabiano. La mala noticia fue que esta vez su cuerpo de guardia dio el cante, en especial Julio César, al alimón con Felipe Melo, automarcándose el gol del empate holandés, a tiro inocente de Sneijder. Un golpe en el mentón que dejó aturdida a Brasil, desorientada y rendida.

Diez minutos después, en pleno agarrotamiento de Brasil, acomplejados y sin autoridad alguna, Sneijder remachó el segundo de cabeza a saque de córner. Falló el núcleo duro de Dunga: Lucio, Juan, Gilberto, Julio César... El imperio canarinho se desmoronó.

Ya nada era fiable. Robinho y Kaká se vinieron abajo, tanto como Luis Fabiano. Los tres habían firmado una primera parte de gran mérito, pero su confianza se fue al abismo a la vez que Holanda, muy en bloque, crecía en cada jugada, en cada balón peleado.

Dos partes.

Lo inesperado del partido es que Brasil saltó al campo más metida que nunca en este Mundial. Con Alves en el papel de motor, entrando como un diablo por dentro, asociado con las genialidades de Robinho, más las gotas de talento de Kaká, bastaban para convertir a Holanda en un enemigo menor.

Por entonces Robben se sentía encadenado, incapaz de hacer su jugada favorita, muchas veces porque Bastos eligió sacar el garrote antes que verse superado. Sneijder no conectaba y Van Persie chocaba con Maicon y familia. El gol de Robinho a los diez minutos anunciaba un falso estado del bienestar brasileño: otro gol anulado a Robinho, penalti escamoteado a Kaká, paradones de Stekelenburg... Hasta el descanso en el Nelson Mandela todos bailaban samba, excepto Dunga, que consciente de su propia trampa, olía posibles dificultades si alguien tiraba de la manta.

Y fue Sneijder quien lo hizo, sonrojando a su compañero de club Julio César. Corría el minuto 52 y Brasil entró en debacle colectiva, culminada por Felipe Melo autoexpulsándose en el 76', mostrando una imagen impotente e impropia de la Penta, pisando a Robben. Brasil pagó por su continuada vulgaridad.

El detalle. Felipe Melo: "no agredí a nadie"

Melo pisó en el muslo izquierdo a Robben, tras hacerle falta previa, pero no se arrepintió: "Pido disculpas porque fallamos. No agredí a nadie. Pisé para sacarle el balón de entre las piernas".