África, a por el último tren

Tanta ilusión teníamos puesta en las selecciones africanas antes del comienzo del Mundial de Sudáfrica que incluso llegamos a pensar que ésta sería una oportunidad irrepetible para creer en el fútbol africano porque el "factor campo" nos favorecía un montón. Pero cuando vimos los primeros partidos de Camerún, Costa de Marfil o Argelia desaparecieron todos los pronósticos y empezamos a interesarse más por el ruido de las vuvuzelas en los estadios.

En suma, el anfitrión no pudo con Uruguay, Costa de Marfil aprendió de Portugal y Brasil, Camerún se perdió ante Japón, Nigeria soñó con un empate frente a los argentinos y Argelia falló en el examen más asequible ante Eslovenia. Sólo Ghana tenía la gana de pasar a octavos, como ya hizo en su primera participación en 2006. Ahora todos los africanos desean una victoria de las "Estrellas Negras" porque trabajan mucho y hablan poco. No como Samuel Eto'o que dijo antes del mundial una frase para la historia: "Camerún podría llegar a la final y ganarla". Pues ya acertó y mucho: tres derrotas y pá casa. Por algo es bueno hablar poco.