Chile - España | La intrahistoria
España ya derrotó a Chile en el Mundial de Brasil 50
Los españoles vistieron camiseta azul y pantalón blanco
Eran otros tiempos. Aquella mañana, el padre Gilberto Lizana, presidente del Club Iberia de Santiago de Chile, celebró en la iglesia del colegio San Pablo de Río de Janeiro una misa exclusiva para las expediciones de Chile y España que después se enfrentarían en Maracaná. Antes del evangelio pronunció una sentida plática resaltando la común raíz hispánica y exhortando a los futbolistas de ambos equipos a luchar deportivamente, hasta el límite de sus fuerzas, en pos de la victoria.
Unas horas después, Matías Prats nos relataba la salida al campo de ambos equipos. Los chilenos con camiseta roja, pantalón azul y medias blancas, los colores de su bandera nacional, y los españoles con camiseta azul, pantalón blanco y las medias negras con las vueltas de la bandera nacional. Vamos, casi igual que hoy. Pero sobre todo hizo especial hincapié en la sorprendente aparición de Ramallets como portero de la Selección. Había viajado a Brasil como tercero tras Eizaguirre y Acuña en una campaña que había comenzado en el Barça como suplente de Velasco y, por una lesión ocular de éste, acabó de titular.
Sonaron los himnos, arbitraba un brasileño y Maracaná apenas cubría un tercio de su aforo que desde el primer momento manifestó su simpatía por los chilenos. Desde el comienzo, se jugó con alegría y enorme rapidez por ambos bandos. El ala izquierda chilena se mostraba peligrosa, pero nuestros Basora y Gaínza no se quedaban atrás. Afortunadamente, Parra anulaba al peligroso Robledo, ariete del Newcastle, mientras Gonzalvo III y Puchades, con apoyo de Panizo, se hacían con el control del centro del campo. Ello fructificó en una rápida jugada que culminó en un proyectil de Basora al fondo de la meta de Livingstone. La reacción chilena se estrelló en un brillante Ramallets. Los radioyentes respiramos con alivio. El debutante respondía.
A la media hora, Panizo era el amo del terreno y un jugadón suyo encontró la continuidad de Zarra que marcó un tanto de arrojo. Hasta los chilenos le felicitaron. Los últimos minutos fueron de preciosismo hispano que culminó en un nuevo gol de Zarra, esta vez de enorme cabezazo, pero que el brasileño anuló injustamente.
En la segunda parte los chilenos salieron dispuestos a reducir diferencias. Demuestran calidad y entusiasmo, pero los nuestros no se quedan atrás. Se cumple la media hora y los chilenos muestran fatiga. Igoa marca un tercer gol que canta Matías para rectificar casi de inmediato, pues a juicio del árbitro Gaínza estaba en fuera de juego indiscutible. Todavía lanza Prieto, que años después jugaría en el Español, un tremendo disparo, pero Ramallets se luce.
Cuando el referee señala el final, los jugadores abandonan el terreno de juego en deportiva camaradería y la ovación de un público entregado. Ha sido un gran partido y la victoria española por 2-0 se antoja justa. Y ahora ¡a por Inglaterra! finaliza el gran Matías su retransmisión desde aquel Maracaná que todavía nadie llamaba mítico.