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Mundial 2010 | El ambiente en las calles

Bafanas de piel blanca

El fútbol y la pasión por su selección no es sólo cosa de negros en Sudáfrica. En Sandton, el barrio más rico de Johannesburgo, también viven con gran intensidad lo que hacen los bafana bafana.

Paco Zamora

Sobre las seis de la tarde, los blancos sudafricanos residentes en Sandton, el barrio más lujoso de Johannesburgo, abandonan los centros comerciales y se refugian, a cal y canto, en sus lujosas viviendas y mansiones.

Cuando suena el Nkosi Sikele Africa (Dios bendiga África), el himno de Sudáfrica, los ciudadanos blancos, puestos en pie, lo corean de manera entusiasta, al igual que los negros, los indios y los mestizos. Y, a continuación, hacen sonar las vuvuzelas y viven apasionadamente los avatares de los Bafana Bafana sobre el terreno de juego. Si las cosas van bien, ríen y aplauden a los suyos, pero si la cosa pinta bastos, sufren y maldicen. Así, nadie en su sano juicio diría que no sienten los colores como cualquier zulú.

Pero no hay que engañarse. Cuando termina el partido, cada mochuelo se encarama a su olivo. Los negros humildes vuelven a Soweto o Alexandra, en transporte público, y los blancos más pudientes, retornan a Sandton, para atrincherase tras alambradas electrificadas, perros y guardas de seguridad. Es en ese momento, cuando más patente queda la brecha que aún separa a negros y blancos.

"Sobre las seis me retiro, no suelo pasear por el centro, entre otras cosas porque pienso que en materia de seguridad las cosas han ido a peor", afirma Ernst, ejecutivo de una empresa petrolífera. Es sábado y el gigantesco centro comercial de la Plaza Mandela, se encuentra repleto, a las 10 de la mañana, de ciudadanos de piel blanca que pasarán el día entero allí y renunciaran al espléndido sol del día.

Y es que el hombre blanco, sus niños y sus jubilados han desaparecido del centro de Johannesburgo. Tanto llama la atención su ausencia que más de uno llegó a pensar que, durante el Mundial, el sudafricano blanco acabaría apoyando a Holanda o Inglaterra.

Nada de eso ha ocurrido. Hombres o mujeres de Sandton, como la psicóloga Georgina niegan esa posibilidad: "Soy sudafricana y blanca, pero nunca se me pasaría por la cabeza apoyar algún otro equipo que no fuera el de mi país", afirma rotunda.

Ruben, contable de 40 años, también lo tiene muy claro: "Vaya a donde vaya, siempre me sentiré orgulloso de mi país y sus colores. Soy de los que piensan que ganaremos por 3-0 a Francia y pasaremos a octavos".Y, para reafirmar su patriotismo, empuña su vuvuzela y la hace sonar.