Piola prolonga el reinado de la Italia de Pozzo y ésta gana el Mundial-38

A pesar del tenso clima político que se vivía en tierras europeas, Jules Rimet seguía con su idea de celebrar un Mundial cada cuatro años. En agosto de 1936 se había decidido que Francia acogería dicho torneo en 1938, pero sería a escasos meses del comienzo de la competición cuando se ratificó que el país galo sería el organizador.

Con bastantes (y notables) ausencias (España no acudió por estar inmersa en la guerra civil; Austria había sido anexionada por Alemania; Argentina se quitó de enmedio al no haber sido elegida sede y Uruguay seguía con su negativa a acudir al viejo continente por el desprecio de sus naciones en 1930), la FIFA decidió que tanto el país anfitrión como el vigente campeón del mundo. es decir, Francia e Italia, no tendrían que jugar fase de clasificación, por lo que ambas naciones entraron directamente.

Pero no fue nada fácil. Los italianos, campeones tanto del Mundial como de los Juegos Olímpicos de Berlín-36, fueron superando rivales, pero no fue un camino de rosas: necesitaron de la prórroga para batir a Noruega. Su siguiente rival es el anfitrión, al que derrotó en la segunda mitad, con dos goles de Piola, autor del tanto de la prórroga ante los nórdicos. En semifinales aguardaba Brasil. Aquí quien les echó una mano fue el seleccionador Pimenta, que dejó fuera a tres de sus figuras: Leónidas, Brandao y Tim. Ganaron sin problemas.

En la final se midieron a Hungría en un encuentro que no decepcionó a nadie. Los transalpinos se llevaron la victoria con dos dobletes de Colaussi y, cómo no, Silvio Piola, que marcó el último gol de los Mundiales hasta 1950. Los magiares, por su parte, también estaban contentos, o así lo afirmó su portero Antal Szabo: "Hoy he salvado la vida a once seres humanos. Me han contado que antes de empezar el partido los italianos habían recibido un telegrama de Mussolini que decía 'Vencer o morir'. Han vencido".