El Rayo Vallecano firma la permanencia con una goleada

Rubén Castro, el goleador del equipo, y muy discutido por su irregularidad goleadora, sólo tardó dos minutos en abrir el marcador tras cabecear -siendo uno de los de menor estatura-, un balón puesto por Albacar desde la derecha en saque de falta que fue cometida a Piti.

Éste iba a ser el hombre del partido. La rumorología le acerca a varios equipos de Primera y hoy salió muy concentrado.

Pese al marcador, ambos equipos demostrarían que pretendían la victoria. El Rayo se jugaba la vida y el Recre quería refrendar su gran final de temporada. Así, el encuentro se hizo vistoso para el espectador y las ocasiones fueron variadas en ambas porterías.

Pero Piti marcaría uno de los goles de su vida en el minuto 26. Robó en la medular escorado a la derecha, combinó con Castro, y cuando éste buscaba el desmarque, prefirió lanzar desde lejos, unos cuarenta y cinco metros, para con una vaselina perfecta sorprender a Bernardo.

No fue hasta ese momento cuando respiró la grada vallecana, aunque sabía que no se podían confiar, ya que enfrente estaba uno de los mejores de la segunda vuelta. Pero si la fortuna es habitualmente esquiva con el Rayo, hoy le iba a hacer dos regalos.

El primero, en un autogol. Jofre desde su posición natural enviaba un pase en profundidad a la espalda de la defensa, donde debía aparecer Rubén Castro, pero Gallardo llegó al cruce y en un intento de enviar a córner, la introducía al fondo de su portería. Bernardo pudo hacer más, le pasó la pelota por encima, aunque la sorpresa le hizo sacar tarde el guante.

Y en el segundo tiempo, Mora remataba un córner al palo, y lo que pudo ser un acercamiento en el marcador se convirtió en una contra de Rubén Castro, que se colocó solo ante el portero, para, en el último momento, ceder a Ángel para que hiciera el cuarto.

Antes, Dani ya se había lucido en varias ocasiones ante Fidel, Pablo Sánchez y Braulio.

Y todo cuando el Rayo, al contrario de lo que se esperaba, se había echado atrás desde el principio del segundo acto, a la espera del final del encuentro y los posibles contraataques, en lugar de dar un mayor premio a su afición, que tanto ha sufrido este año.

Con este resultado, no hicieron falta calculadoras ni operaciones matemáticas. El Rayo se salvo gracias a que hoy sí tuvo su día y todo le salió de cara, ante un Recre que fue un gran rival, plantó cara y que mereció más.