La fe del Huesca y dos voleas remontan al Cádiz

Partido de máxima intensidad por los dos bandos que disputaron una gran batalla sobre el césped de El Alcoraz. Se trataba de una final, pero más si cabe para el Huesca que se llevó los tres puntos demostrando que la fe puede mover montañas. Los azulgranas se repusieron al mazazo inicial de Enrique y vencieron en inferioridad numérica a un Cádiz que luchó hasta la extenuación.

Con un estadio que presentó la mejor entrada de la temporada y con dos combatientes dignos de permanecer en la categoría comenzó un partido que supo dominar desde el inicio el Cádiz. Los amarillos dieron primero, con una jugada de tiralíneas que supo definir Enrique ante Toni Doblas. Un gol que daba tranquilidad a los visitantes. El Huesca pasó más de 30 minutos noqueado, pero los gaditanos no supieron aprovechar.

Entonces, Luis Helguera se echó al equipo sobre sus espaldas e hizo reaccionar a los de Antonio Calderón. Y más cuando el capo del Huesca recogió un balón de las nubes desde fuera del área con una volea que entró por la escuadra de Dani. Un golazo para enmarcar que fue celebrado a lo grande por los 5.500 aficionados y que daba de nuevo vida al Huesca.

El tanto cambió la dinámica del partido y al Cádiz le costó mucho rehacerse. El Huesca se jugaba la permanencia y así lo demostró. Su ímpetu y dominio le hizo gozar de una cuádruple oportunidad que no supo traducir en gol en la reanudación del partido. Pero todo cambió cuando Helguera vio la roja directa en el minuto 65 tras responder a un pisotón que no vio el árbitro y que supuso que Lizondo Cortés lo mandara a la ducha. Entonces el Cádiz se creyó sus posibilidades y puso a prueba en varias ocasiones a un excelente Doblas.

Con uno menos, el Huesca tiró de fe y de unas acertadas sustituciones que le llevaron al triunfo. Lo firmó de Juanjo Camacho, el salvador del Huesca durante muchos partidos y que lo volvió a ser a falta de diez minutos para el final con una volea desde fuera del área a la que no llegó Dani.

Llegó entonces el turno del Cádiz, que lo intentó de todas las formas posibles pero que no pudo con la fe de los nueve jugadores que quedaron en el terreno de juego tras la autoexpusión de Gilvan.