Liga Adelante | Salamanca 1 - Betis 1
El Betis se autocondena
No depende de sí mismo para subir, pero tiene vida
El beticismo aún no se cree su realidad. Demasiada dura para su amor a unos colores. Se ve otro año en Segunda, casi en el momento que más feliz estaban, cuando dependían de sí mismos. Pero otra vez el destino (puede llamarse también de varias maneras) le ha condenado a una semana de desgana y desilusión, aunque todavía les quede un halo de esperanza, ésa que siempre ha dado vida a su sentimiento. Ayer, en un Helmántico lleno, la mitad de verdiblancos, el Betis acabó hundido en todos los aspectos, a pesar de que exista la posibilidad de que el Hércules no gane en Irún y que él mismo haga los deberes ante el Levante ya ascendido. Es lo que tiene haber estado con la soga al cuello mucho tiempo. Al final uno se acaba ahogando.
En Salamanca están más tranquilos. Con la llegada del Betis hicieron el agosto y el punto les da mucha vida en su lucha por la salvación. Y eso que al final sufrieron las embestidas visitantes, cuando desde el banquillo avisaron del triunfo del Hércules. Una reacción tardía ya para el Betis, que apenas pudo asustar a Biel. D'Alessandro sufría en la banda, más aún Víctor, pero el partido murió en empate y alarga la agonía de una entidad que si tiene vida es por su afición.
Y eso que durante el partido vieron el ascenso cerca. Las noticias procedentes de Alicante y Huelva eran positivas al descanso, aunque ya luego todo cambió en el Rico Pérez. Eso sí, en el Hemántico se vivieron momentos intensos, y no por el juego de ambos, sino por la importancia del partido. El arreón inicial del Betis le valió para creer en la victoria, gracias a un cabezazo de Nacho que Biel envió a córner y otro remate de Arzu sacado bajo palos por Zamora. Pero ese esfuerzo no duró mucho, lo suficiente para que el Salamanca entrara en el partido y asustara a Goitia, sobre todo a balón parado.
Tras el descanso, el partido tomó unos derroteros casi dramáticos. El Salamanca se adelantó con un gol en propia puerta de Fernando Vega, lo que provocó el pánico en el beticismo. Salió Odonkor para resolver el entuerto y casi lo arregla. En poco tiempo, hizo más que un desaparecido Sergio García y un desesperante Pavone. El alemán se fabricó el empate, con la inestimable ayuda de Biel Ribas, y entonces el Betis se vio cerca de Primera. Hasta que marcó el 2-1 el Hércules. La afición verdiblanca, espectacular, tomó la Ruta de Plata rumbo a Heliópolis cabizbaja, pero contenta por su demostración de amor y poderío. Y porque aún mantiene el sueño, aunque sea muy difícil que el Hércules, jugándose lo que se juega en el Stadium Gal, le eche una manita al Betis. El Salamanca, que toca la salvación, tendrá otra final en Villarreal. Y al Betis sólo le toca ganar y rezar.