Bradley dice que sabe cómo ganarle a Capello

Bob Bradley parece haber descubierto la piedra filosofal. El seleccionador estadounidense se pasea entre los medios de comunicación con un mensaje doble. Cuando las cámaras están encendidas, habla con humildad y entiende que el partido más importante de la historia de los Estados Unidos (o eso dice el presidente de su federación) va a ser un reto mayúsculo. Pero tan pronto como se cierran las grabadoras Bradley habla con una confianza inusual en un seleccionador.

Sabe cómo parar a Inglaterra, sus debilidades y apuesta firmemente por una victoria pese a que Inglaterra ha ganado siete de sus nueve encuentros. "Pero el único oficial lo ganamos nosotros, en el Mundial del 50", recuerda Bradley que le gusta manejar los prepartidos. Y eso que su equipo tiene varios vacíos por llenar en el once titular. Las preguntas son las mismas que hace unos meses: ¿está totalmente recuperado de su lesión el central Onyewu? ¿Quién acompañará a Jozy Altidore si ha superado su problema de tobillo? ¿Quién será el otro mediocentro junto al hijo del entrenador, Michael Bradley? ¿Dónde jugará Dempsey? Landon Donovan no es el niño apocado del 2002 y con su paso reciente por la liga inglesa ha adquirido una madurez que le permite aceptar por primera vez en su carrera que su talento lleva consigo una responsabilidad: liderar a su nación en un Mundial.

En Inglaterra, tras los insultos, las ayudas escocesas (Moyes y Ferguson) a los americanos y las lesiones, se han quedado sin temas para discutir. Los jugadores se aburren, los días se hacen largos y el país prefiere instalarse en la duda, como cada Mundial. Pero 15.000 ingleses acompañarán a Inglaterra en su debut. Capello, contento con la baja temperatura, dice que tiene el once decidido hace dos días. Nadie se lo cree porque siguen entrenando los tres porteros al mismo nivel, ha probado a dos acompañantes de Rooney y espera que Milner se recupere tras superar un virus.