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Mundial 2010 | Ases de origen extranjero

75 mundialistas no juegan con su país de nacimiento

Cacau, Higuaín, Camoranesi, Deco, Pepe, Klose, Podolski...

Cacau

Nacer en un país, defender en el Mundial a otro. La gran vorágine de nacionalizaciones que se produce en la actualidad tiene su parcela en el torneo más seguido del mundo. El planeta cada vez es más global y las razas se han extendido a todos sus confines. El fútbol no es una excepción. Así, 75 de los 736 jugadores mundialistas (el 10,1%) defenderán en Sudáfrica camisetas diferentes a las de los países que les vieron nacer. España, después de la no inclusión de Senna, es uno de los ocho equipos sin foráneos en sus filas.

Algunos lo harán porque nacieron de forma circunstancial lejos de su tierra. El caso más sonado es el de Higuaín. El delantero del Madrid vino al mundo en Brest, Francia, donde jugaba su padre Jorge. Sólo vivió allí hasta los diez meses, pero tiene pasaporte francés e incluso la federación gala luchó por convocarle hace unos años. Algo parecido pasa con Klose y Podolski, polacos de nacimiento pero alemanes de corazón, o con Mark González, el chileno que nació en Durban, Sudáfrica.

Muchos otros tomaron la determinación de cambiarse de país para tener más opciones de jugar un Mundial: Cacau, Deco, Pepe, Liedson, Tulio Tanaka, Camoranesi... Es la globalización del fútbol, la misma que ahora puede enfrentarles a sus países de origen.

Suiza, primer rival de España, es un crisol

Uno de los equipos que más jugadores de distintos orígenes posee es Suiza, el primer rival de España en Sudáfrica. En total, son cinco los futbolistas que acudirán al Mundial que nacieron en países distintos a Suiza: Gelson Fernandes, Nkufo, Behrami, Bunjaku y Shaquiri. Sin embargo, muchos otros integrantes del equipo son hijos de inmigrantes, es decir, lo que se denomina como miembros de la segunda generación de inmigrantes. Senderos, Gokhan Inler, Hakan Yakin, Derdiyok o Barnetta son algunos de ellos. Esta tendencia se está multiplicando y va a seguir así en los próximos años. No hay más que ver el equipo helvético Sub-17 que se proclamó campeón del mundo el pasado año en Nigeria. Más de la mitad del equipo tenía que ver con familias inmigrantes llegadas a Suiza. En muy pocos años alcanzarán el primer equipo.