El gen de los "Chicharos"

Desde los nueve años, Javier Hernández, era temido en los campos. Un niño pequeño, de baja estatura, capaz de correr más rápido que el resto de los de su edad y que tenía el fútbol tatuado hasta los huesos. No era el típico niño que soñaba con ser futbolista, el "Chiratito" Hernández, sabía que iba a serlo.

Su padre, Javier Chícaro Hernández, que fue figura de los Tecos del Guadalajara, lo inició en el camino. Aunque años antes, su abuelo materno Tomás Balázar, ya era leyenda del Guadalajara. Ambos estuvieron en dos mundiales. El primero en el 86, el segundo en el 54. Ahora es el turno del "Chicharito" Hernández, el mayor miedo de Francia en el Mundial de Sudáfrica.

Tres mundiales en la saga de los Chicharos. Pero el pequeño, el que heredó la estatura de su padre, aunque no sus ojos de guizante, es el más temido a sus 22 años.

A Gunnar Solskayer, del Manchester United, le apodaban el "Babyface killer" por su cara de niño y su juego agresivo. Javier Hernández heredó su apodo de su padre, pero la prensa británica lo bautizó como "el nuevo Solskayer" por su baja estatura, su estilo sagaz y su ténica agresiva. Ahora, sigue sus pasos en el Manchester United, donde debutará en julio de este año.

Javier Hernández llamó la atención el último torneo mexicano por su capacidad goleadora: 25 goles en 42 encuentros, 10 en los 11 últimos. Pero ya tiene una larga trayectoria, sus genes lo han llevado a una larga carrera de 13 años en el fútbol.

Su abuelo logró marcar sólo un gol en Suiza 1954. Su padre no logró debutar en México 1986. Las expectativas se centran ahora en la tercera generación.